La alta costura defendió ayer en París una moda que ensalza el valor de las prendas como creaciones artísticas. Firmas como Christian Dior y Schiaparelli revivieron sobre la pasarela el espíritu de sus fundadores, protagonistas de revoluciones de vestuario.
Poesía hecha moda
“Los vestidos de la alta costura tienen el carácter único e insólito del objeto de arte. Se encuentran entre las últimas cosas que se hacen a mano, por la mano del hombre, cuyo valor es insustituible, pues da a todo lo que crea lo que ninguna máquina podría dar: la poesía de la vida”, escribió Christian Dior.
Bajo esta premisa, la firma, liderada ahora por la diseñadora Maria Grazia Chiuri, recuperó algunas de las siluetas creadas por Dior durante su carrera en versiones más modernas, con sedas y tul. Con el foco en la estructura del vestido, la arquitectura fue lo más importante en piezas en que los corsés contrastaron con fluidas faldas plisadas y superposiciones de tejidos y encajes.
El desfile abrió con una serie de trajes diurnos en azul noche, y continuó con vestidos nocturnos en tonos piel, con pinceladas de verde menta, kaki o naranja melocotón. Chiuri volvió a las líneas fundamentales de la casa y retomó la chaqueta Bar, la mítica creación del New Look, que Dior lanzó en 1947.
Otro de los diseñadores que defendió una herencia de peso fue el francés Bertrand Guyon, al frente de Schiaparelli. El creador rescató la teatralidad de Elsa Schiaparelli, ícono de la combinación entre arte y moda gracias a las colaboraciones surrealistas que firmó en su día con el pintor Salvador Dalí.
La fantasía se apoderó de prendas cargadas de símbolos de la casa, como las mariposas y los candados, decorados con bordados, joyas de oro y llamativos botones en trajes de sastrería que realzaron una silueta afinada y alargada. A estas formas contribuyeron los zapatos, botines y sandalias con altísimos y finos tacones que provocaron un par de tropezones entre las modelos.
Además de sobrios vestidos en palabra de honor y terciopelo negro o azul marino, destacó el color de la firma, el rosa fucsia, en un abombado vestido de seda con cola que se lució junto a una máscara de mariposa.