Después de la tormenta viene la calma…, es un dicho popular que se puede usar en esta tragedia causada hace un mes por la erupción del volcán de Fuego, donde la unidad ha sido la fuerza para superar esta tragedia. A pesar de la adversidad y la incertidumbre de los primeros días de la calamidad, que dejó 113 muertos, 197 desaparecidos y 1.7 millones de afectados en los departamentos de Chimaltenango, Escuintla y Sacatepéquez, el apoyo de miles de guatemaltecos ha mermado el dolor de los daminificados. Gracias a la mano amiga de voluntarios, cuerpos de socorro, iniciativa privada, el Gobierno y la comunidad internacional, hoy se puede ver una luz al final del tunel, con la esperanza de seguir adelante con proyectos de desarrollo. Una muestra de ello, en la etapa de reconstrucción, es la fabricación de las Unidades Temporales Unifamiliares (ATU) en la finca La Industria, en Escuintla, en donde estará su nuevo hogar.
Brenda Nataly Aguirre, de las Fuerzas Especiales de la PNC, ha demostrado su vocación de servicio al prójimo, además de brindar seguridad a la población.
Diversos sectores de la población han brindado apoyo a los daminificados por la tragedia, principalmente a los niños rescatados tras la erupción.
Los daños materiales causados por la erupción son solo recuerdos. Ahora, los albergados reciben asistencia y se les dará subsidio para volver a empezar.
Ante la pérdida de sus viviendas, las familias afectadas vivirán en un ATU, mientras les construyen una vivienda definitiva y urbanizada.