La Argentina de Lionel Messi, deslucida, sin encontrarse consigo misma y prácticamente sin portero, fue abatida por Croacia 0-3 con goles de Ante Rebic, Luka Modric e Ivan Rakitic.
Lo impensable pasó. Las apuestas y quinielas se vinieron abajo alrededor del mundo gracias a la actuación de los croatas, que sacaron a relucir lo peor de un combinado sudamericano que se vino abajo con un error garrafal del guardameta Willy Caballero, quien apretó la soga de los suyos en el Mundial, pues ahora ya no dependen de sí mismo para clasificarse para octavos de final.
El portero del Chelsea será señalado durante mucho tiempo y acompañará a Messien el blanco de las críticas, pues su fallo, en el inicio de la segunda parte, con una pase absurdo que se convirtió en un presente jugoso para Rebic, frenó el ímpetu de su equipo en el Esatadio Nizhny Novgorod.
El empate inaugural contra Islandia, en el que Messi falló un penalti que podría haber sido decisivo, reactivó el debate eterno sobre el jugador del Barcelona y su suficiencia cuando actúa con la Selección.
Pero, mientras los debates taberneros se expandían, Argentina tenía que ganarle a Croacia. Ese era el verdadero problema, ya que la derrota se ha convertido en una tragedia. Argentina parece destinada a caer en la primera fase. Si a Islandia se le ocurre ganarle a Nigeria, un empate en la última jornada contra Croacia clasificaría a los dos. Y Messi, una vez más, se quedaría sin mundial, y comenzaría el eterno debate.