La intención de esta serie de artículos sobre el trabajo es sistematizar las diferentes problemáticas de las poblaciones, y encierra discusiones como ¿quiénes tienen los medios de producción?, ¿por qué las condiciones de la mayoría de las personas no mejoran?, ¿a quién le interesa mantener las relaciones desiguales en la producción? En Guatemala, la Población Económicamente Activa –PEA– es de 6.7 millones, la cual busca empleo para generar y mejorar sus condiciones de vida.
Según el Observatorio de la Igualdad de Género en América Latina, el 51 % de las mujeres no tiene ingresos propios. La mayoría de población acude a la economía informal; la sobrevivencia se operativiza con la red de cuidados, pues entre varias personas logran salir adelante con los gastos elementales. En la contemporaneidad poco a poco se retiran los derechos laborales ganados en otros tiempos.
Las luchas de los sindicatos, de los movimientos campesinos e indígenas, de mujeres y feministas, logran evidenciar estas condiciones infrahumanas que viven miles de personas en las maquilas, en el campo, en las industrias, instituciones, empresas, etcétera. En un artículo anterior hablé sobre el trabajo de casa particular remunerado y el esfuerzo de miles de trabajadoras para que se respete sus derechos humanos y laborales en este ámbito, pues todavía siguen en situación de esclavitud, como se puede observar en varias noticias en los procedimientos para rescatar a niñas indígenas de trata, por trabajos en las tortillerías, pero también en las casas han rescatado a niñas y jóvenes con horarios laborales de 15 a 16 horas diarias, con salarios miserables.
En los siguientes artículos abordaré cada tipo de trabajo, para realizar una descripción de las condiciones, y cuáles son sus luchas.