Estados Unidos no asistió a la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH) en Ginebra, donde varios de sus miembros lamentaron la decisión de Washington de abandonar un órgano que desarrolla un papel “único”.
El asiento que corresponde a Washington en la Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones -donde tienen lugar las sesiones del CDH- permaneció vacío, tras el anuncio hecho la víspera por la embajadora de Estados Unidos ante la ONU en Nueva York, Nikki Haley, sobre la retirada de su país.
El argumento utilizado para justificar esa decisión fue el precario historial en derechos humanos de varios países miembros, como China, Cuba o Venezuela, y por el supuesto sesgo contra Israel. El hecho es que Estados Unidos, que había participado intermitentemente del funcionamiento del ente que precedió al Consejo, la Comisión de Derechos Humanos, se opuso activamente a su creación en 2006.
“Estados Unidos fue uno de los pocos países que votaron en contra de la resolución que estableció la creación del Consejo. Y ha sido muy crítico de su funcionamiento desde el principio”, afirmó a Efe una fuente cercana a la entidad.
Bajo el mandato del presidente republicano George W. Bush, y durante dos años y medio (desde que el órgano comenzó a funcionar en junio de 2006), Washington tuvo estatus de país observador, “aunque tuvo un papel muy activo y, si bien no votaba, sí que participaba”, agregaron las mismas fuentes.
No fue hasta que el demócrata Barak Obama llegó al poder que EE. UU. pidió el ingreso en este foro multilateral de defensa y promoción de derechos humanos, fue elegido miembro en mayo de 2009 y asumió el puesto en la sesión de septiembre.
El CDH, que tiene tres sesiones anuales: marzo, junio y septiembre, está formado por 47 países cuyos asientos se reparten en grupos regionales, en un proceso de selección rotatorio, y el mandato dura tres años. Es el único foro intergubernamental especialmente dedicado a la vigilancia del respeto a las leyes fundamentales en el mundo, como hoy destacó su actual presidente, el esloveno Vojislav Suc.
El embajador interrumpió durante unos minutos el normal funcionamiento del Consejo, reunido en su trigésimo octava sesión, para referirse a la retirada de Estados Unidos. Al lado de Suc se encontraban el alto comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Zeid Ra’a al Hussein, y el director de la Oficina de la ONU en Ginebra, Michael Moller.
Suc subrayó que el Consejo ha actuado en muchas ocasiones como un “sistema de alarma que ha impedido o ha evitado que se acrecentaran crisis” y destacó que sus acciones llevaron “a resultados significativos para incontables víctimas en el mundo”.
La Unión Europea (UE), el Reino Unido, China, Australia y el presidente de Eslovenia, Borut Pahor, que se encontraba a la sala para ofrecer un discurso, también tomaron la palabra para lamentar la marcha de Washington de un órgano que todos reconocen como esencial.
Señalaron que, a pesar de sus “defectos”, como lo describió Camberra, el CDH cumple un papel único y obtiene resultados concretos. El presidente especificó que ese nuevo miembro -que será también del grupo occidental- permanecerá en el cargo solo durante el año y medio que le quedaba a Estados Unidos.