A sus 46 años, Teresita Collado sigue enrolada en el deporte. Ya no como atleta profesional, sino como formadora de talentos en su natal Quiché. Jürgen Graven y José Raymundo son los mejores ejemplos que de la experiencia adquirida durante la etapa como marchista han brotado nuevas figuras del atletismo.
Collado fue la primera mujer chapina de marcha en representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos, en Sidney 2000, justas que a su criterio fueron el momento cumbre de su carrera y las que más se ha disfrutado, pues también participó en las de Atenas 2004. “Los Juegos Olímpicos son lo que más anhela un atleta”, resalta.
Su visión para sobresalir ante las adversidades la llevó a estar en grandes citas mundiales y ahora trata de inyectarles eso a sus pupilos. “A Jürgen Graven lo clasifiqué a 2 Campeonatos Mundiales Sub-18 y Sub-20. Entreno a 8 atletas actualmente”, manifiesta la exmarchista, quien también descubrió a José Raymundo, olímpico en Río 2016.
Y es que el legado de Collado sigue dosificándose. Ahora su principal meta a corto plazo es catapultar a su discípulo Aníbal Zapeta, a quien ya lo clasificó para el Campeonato Mundial Sub-20, que se disputará en Finlandia, del 19 al 24 de julio. “Considero que los resultados han sido buenos”, asegura.
Agrega que la nostalgia la invade cuando sale a escena para compartir sus conocimientos a futuros marchistas; sin embargo, su misión como atleta la cumplió: “Uno siempre quisiera marchar y competir, pero en la vida hay momentos en los que hay que decidir. Como atleta di lo que tenía que dar”.
La ganadora de oro en los Juegos Centroamericanos Guatemala 2000 y bronce en los Centroamericanos y del Caribe 2002 refiere que hace falta involucrar a mujeres en la marcha porque se ha estancado. No obstante, apunta que a veces es falta de voluntad de los niños.
Collado dice que su momento cumbre como entrenadora sería que Zapeta esté en Tokio 2020.