Para que exista violencia hacia una persona se debe pensar más allá del daño físico que se puede sufrir; debemos pensar más allá de la violencia que se percibe, que se puede ver y sentir en el cuerpo; la violencia también se llama así cuando hay agresión psicológica, económica, verbal y sexual.
Al respecto, uno de los sectores más vulnerables para padecer cualquier tipo de violencia o agresión es la niñez; no necesitamos confirmarlo a través de estudios, es algo palpable e innegable.
Por supuesto, que los informes sobre el tema son valiosos, porque nos confirman lo que podemos ver en nuestro entorno.
Según el objetivo de desarrollo sostenible número 16, la situación de la niñez para 2017 reflejaba que persistían las formas de violencia contra las niñas y los niños, especialmente la violencia física y psicológica; de cada 10 niños de entre 1 y 14 años, 8 sufren estos vejámenes.
Otro dato indica que, en el caso de la violencia sexual, aunque se conoce de cifras alarmantes, se cree que aún estamos lejos de saber el número de casos reales que se presentan, debido a la cifra negra. Es decir, no todos los casos son denunciados y; por ello, solo se tienen estimaciones, lo cual indica que la situación es en extremo grave, considerando que este tipo de violencia es de las más perturbadoras que pueden existir.
La meta del objetivo 16 para 2030 es, obviamente, “Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños”, meta que debe ser abrazada por cada país, realizando acciones que conlleven a alcanzar tal fin, provocando que la gestión de cada institución de Estado que vela por la protección de la niñez brinde resultados tangibles.
Se tienen 12 años por delante, que si bien no es un tiempo suficiente para poner fin a un problema histórico, sí es un lapso importante en el que se pueden dar pasos para cambiar el rumbo y mejorar las condiciones de forma significativa.
Ayer se conmemoró el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, y aunque su génesis se basa en situaciones de guerra y conflicto, nos recuerda que, aún fuera de esas circunstancias, la niñez sufre vulnerabilidades comparables a
ellas. Se dice que las niñas y los niños son el futuro de una nación, pues hagamos que ese futuro sea mejor; ¿cómo?, dando a cada uno un presente digno.