Por: Paul Nguewa, director del Instituto de Salud Tropical
El pasado 8 de mayo, el Ministerio de Salud de la República Democrática del Congo informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de casos por el virus del Ébola en la remota zona sanitaria de Bikoro y en las inmediaciones de Iboko y Mbandaka. Así, entre el 4 de abril y el 17 de mayo se notificaron 45 casos, de los cuales 14 están confirmados, 3 de ellos en profesionales sanitarios, y 25 muertes.
De hecho, una de las particularidades del actual brote es que afecta a la importante ciudad de Mbandaka con más de un millón de habitantes, lo que tiene implicaciones para la propagación del virus. Entre tanto, el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, visitó las zonas afectadas para evaluar la respuesta a esta enfermedad y, en seguida, convocó la primera reunión del Comité de Emergencias sobre el brote de ébola, en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (2005). Desde entonces, la OMS ha enviado a varias decenas de expertos, está coordinando a los asociados, suministrando material y equipos sanitarios para salvar vidas, y apoyando las medidas de prevención y control de la infección. Han hecho esfuerzos para obtener y analizar muestras, rastrear los contactos y mejorar la recopilación y gestión de datos. Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos ha ayudado en la puesta en marcha de un puente aéreo entre Kinshasa, Mbandaka y las zonas afectadas. Los vuelos se realizan seis días a la semana para el envío de personal y distribución de material.
En cuanto a las medidas de prevención, se está trabajando para que el agua, el saneamiento y la higiene estén disponibles, sobre todo, en los centros sanitarios y las escuelas. Así como en la instalación en medio centenar de escuelas de puntos de lavado de manos y, se espera que otras 72 se beneficien pronto de medidas similares.
A su vez, resultan fundamentales el aislamiento y tratamiento de los enfermos, las prácticas funerarias seguras en los fallecidos por Ébola y el seguimiento de las personas que han estado en contacto con los pacientes. Precisamente, son estas y el personal sanitario los posibles candidatos a recibir la vacuna.