Perú pondrá fin en el Mundial de Rusia 2018 a una travesía de 36 años sin jugar el torneo, una larga espera que nunca hizo perder la fe a David Chauca, conocido como El Israelita, considerado el aficionado más fiel a la Selección por seguir al equipo en casi todos los entrenamientos.
El Israelita es desde hace 8 años un personaje habitual en las prácticas del combinado peruano.
Su presencia es inconfundible por su aspecto casi bíblico, con el pelo y la barba larga que marca su credo, y siempre ataviado con una túnica larga de color rojo y blanco, a juego con una bandera de grandes dimensiones que no cesa de ondear.
Lo hace con la connivencia del seleccionador, el argentino Ricardo Gareca, quien le permite presenciar la sesión, incluso si es a puerta cerrada. “El piloto del autobús de la Selección me ha dicho que Gareca pregunta por mí cuando no me ve”, contó.
Solo hay una razón por la que El Israelita puede perderse un entrenamiento de Perú, y es que este sea en sábado, día de reposo según la iglesia a la que pertenece.
Al comienzo, Gareca le mandó un policía para impedir que viera las sesiones reservadas, pero cedió después de que El Israelita le prometiera que no le acompañarían cámaras.
“La Biblia dice que si tú cumples todos los mandamientos, Dios te concederá lo que pides. Sabiendo esto, yo me aferré aún más a cumplirlos y pedir que la Selección entre al Mundial. Se logró tanto por el esfuerzo de los jugadores como por la parte espiritual”, afirmó.
Clasificar para el Mundial estuvo todos los días en las alabanzas que El Israelita hace al levantarse a las 4:00, ante dos tablas con los diez mandamientos de su religión. Luego le espera un viaje de alrededor de 2 horas desde su humilde casa en los cerros de la periferia sur de Lima, hasta el pudiente distrito financiero de San Isidro, donde está el hotel de la Selección.
Allí aguarda hasta que los jugadores se suben al autobús y luego los sigue en un taxi hasta el lugar de entrenamiento.
Su devoción por la Selección le trae a El Israelita, de 42 años y padre de 2 niñas, problemas con su mujer, pues, según el religioso, ella le dice celosamente que la Selección es su amante.
Además, hace ayunos de 24 horas y vigilias frente al hotel, e incluso ha sacrificado 2 carneros para que el combinado peruano se gane el favor de Dios.
“Esa misma batalla espiritual la haremos en Rusia para pedir al Dios de Israel que nos conceda ser campeón mundial, ya que nunca lo hemos sido. Vamos a ir con esa fe. Que nos ayude. Que el arco no se cierre, que sean partidos justos y no haya manos negras”, apuntó.
Al Mundial de Rusia irá gracias a los pasajes que le regaló el alcalde del distrito limeño de San Juan de Miraflores, Javier Altamirano, junto a una entrada para el partido de debut de Perú en la Copa del Mundo, frente a Dinamarca.