Hace unos días, conversando con una persona extraordinaria, hizo que vinieran gran cantidad de ideas y recomendaciones sobre lo que hay que hacer en los establecimientos públicos y privados, para enfrentar con seriedad y sostenibilidad el acoso escolar, conocido como bullying. El acoso escolar, existe desde siempre; sin embargo, no porque sea una práctica que casi todos tuvimos que enfrentar debe seguir igual, como si fuera una forma natural de aprender a sobreponerse ante las incómodas, molestas y muy marcadas prácticas que se expresan en ofensas, golpes, empujones, burlas, mensajes y formas de hacer daño entre pares, entre compañeros de la misma edad o de similares edades.
El problema ha trascendido en los estudiantes, y ahora se presenta entre compañeros docentes, y con consecuencias lamentables. Maestros que toman la fatal decisión de quitarse la vida por no poder resistir la molestia, acoso, burla, ofensa, mensajes, etcétera, a los que se ven sometidos.
Analizamos que uno de los principales factores del bullying está asociado con los mismos maestros, quienes no ven el problema como tal y participan haciéndolo, poniendo apodos, empujando, ofendiendo a los alumnos. Algunos padres se convierten en cómplices, ofenden, descalifican a los niños y jóvenes y, en consecuencia, los niños van creciendo con la idea de que eso es natural; no ayudan a sus hijos; no conversan con ellos; no le dan importancia a lo que están pasando en centros educativos o en la calle con sus compañeros.
Tenemos que trabajar con los padres en la escuela de padres; las reuniones mensuales son clave; tenemos que elaborar guías especiales para abordar el tema con ellos. Crear conciencia en los padres de que la primera escuela, la más importante, es la familia, porque de allí debe salir el niño o joven sabiéndose digno, respetado, valorado, sin dejarse ofender. Luego, trabajar materiales para maestros; en algunos casos participan alimentando o practicando acciones que ofenden, afectan y molestan a los niños, y que facilitan el desarrollo de estas prácticas tan dañinas en el sistema educativo nacional. Una campaña, no ocasional, bien pensada, diseñada para trabajar la erradicación del bullying en las escuelas.
Urge abordar el tema, se necesita conciencia y claridad para trabajarlo y hacer que la escuela sea un lugar de respeto, de disfrute y alegría; todo esto, como una respuesta afirmativa a la gran problemática de la existencia del bullying en las escuelas. Lo ideal sería que contáramos con psicólogos que trabajen el tema de forma permanente y acompañen a los estudiantes que sufren esta situación, y, de igual forma, a los victimarios.
Los maestros deben, especialmente, ser formados para tratar el tema en el aula; la asignatura de psicología escolar, conteniendo temática relacionada con el acoso escolar: cómo abordarlo, cómo tratar a la víctima y al victimario, así como las formas de tratar el tema con los padres y demás familiares. El tema es muy importante y debemos abordarlo con formalidad para garantizarles a los niños y jóvenes una vida escolar de tranquilidad y felicidad.