El delantero del Atlético de Madrid Fernando Torres, que ayer disputó su último partido con el conjunto rojiblanco, en el que le marcó dos goles al Éibar (2-2), dijo en el homenaje de su despedida que “nunca” necesitó ningún título para sentirse “el más querido del mundo”.
Así afirmó el delantero en un emotivo discurso durante los actos de homenaje por su despedida del club, en el que recibió la insignia de oro y brillantes, frente a una camiseta gigante con firmas para él y con un globo a la espalda con la inscripción “Hasta pronto, Fernando”.
El delantero, después de ser homenajeado por sus compañeros, su descubridor, Manuel Briñas; su primer entrenador, Manolo Rangel, y el exdelantero José Eulogio Gárate, tomó el micrófono para dirigirse a la afición del estadio Wanda Metropolitano.
“Me gustaría mandar un mensaje de agradecimiento a mucha gente; perdón de antemano a los que me deje sin nombrar, pero son muchos los que me han ayudado a conseguir todo eso. Me gustaría empezar por los que están en el tercer anfiteatro”, resaltó, en referencia a los seguidores rojiblancos ya fallecidos, entre ellos, se refirió en especial al exjugador y exentrenador Luis Aragonés, fallecido en 2014.
“Todos le debemos que nos enseñara el camino, que nos marcara lo que es el Atlético de Madrid, y ahora, con los años, este grupo que tenemos aquí ha cogido el testigo y sigue haciendo historia, y estoy seguro de que lo mejor está por venir”, resaltó Torres.
El delantero tuvo un recuerdo para su familia, comenzando por su abuelo: “Me dio el regalo más grande que se puede dar a un nieto, que es hacerlo del Atleti”, dijo, sus padres y hermanos, su mujer y sus tres hijos.
A continuación, el delantero llevó los agradecimientos a sus compañeros y cuerpo técnico en tres años y medio de su última etapa en el club, que calificó como “magníficos”.