Mercedes Escobar usa su voz y sus letras para sumergir al público en las notas del blues. Sin embargo, con el paso de los años la cantautora ha redefinido sus composiciones como realismo mágico. Con su guitarra como eterna compañera, la cantante ha llevado este repertorio a escenarios, más bien íntimos, de la capital y Antigua Guatemala. Poco antes de una de sus presentaciones, la artista compartió detalles de su trabajo e inspiración.
Elementos
La cantautora Mercedes Escobar explica que el camino hacia el realismo mágico en la canción lo encontró precisamente al evitar encajonar sus piezas en un solo género. “Me di cuenta de que no hallaba un nombre para bautizar mis composiciones. Mas, al ver que tiene mucho enfoque en la letra, que a su vez, posee elementos mágicos y de realidad, descubrí mi línea”, expone.
Para ejemplificar la forma en que esta corriente funciona en su trabajo, Escobar menciona uno de sus temas disponibles en Youtube: Cuando me invaden las penas. Este, indica, fue creado con el deseo de describir Guatemala, pero sin caer en explicaciones literales. “Yo quería una historia escrita con analogías. Al final conseguí la narración de un sueño vertical, en la que, con cada salto, el personaje recorre sitios del país”.
Folclor
De acuerdo con Mercedes, su estilo se caracteriza por utilizar algo más que letras para dar un toque místico. La creación, detalla, debe poseer ritmo y melodías que logren un encanto. A esto, suma técnicas vocales que produzcan sonidos irreales, como los gritos de desesperanza o de espectros, típicos del folclor latinoamericano.
Influencias
Más allá de la magia, la obra de Escobar está delineada por un aire de otra época. La artista asegura que grandes compositores, como José Alfredo Jiménez y Pedro Infante, han marcado su labor artística por su intensidad. Aunque destaca las creaciones de Agustín Lara: “Los juegos de palabras que se manifiestan en temas como María Bonita me parecen fenomenales”.
Nuevos espacios
Las presentaciones de la guatemalteca se caracterizan por realizarse en espacios alternativos, que reciben un máximo de 200 personas. “Me gusta convivir con la audiencia y que sean el apoyo directo que necesito en melodías tan íntimas e intensas.Además, cada lugar tiene su público, al cual expongo nuevos sonidos”, concluye.