En medio de tanta desgracia; de tanta podredumbre humana que a diario respiramos los guatemaltecos, siempre hay espacios culturales que nos llenan el espíritu y nos insuflan energías y capacidad para disfrutar el lado bello de la vida.Hace poco tuve acceso a varios libros de poesía producida por manos muy jóvenes con una incuestionable calidad estética. He gozado estas obras con la plenitud de mi alma.
Cada vez me convenzo de que el talento guatemalteco está dejando atrás aquellos personajes clichés que soportaron por décadas el quehacer literario, y que fueron, a veces, un referente poco imitable por generaciones de poetas.
Sin embargo, no había otro asidero, y era lo que se tenía, lo que se seguía. Hubo, por supuesto, hombres y mujeres de letras con altos quilates literarios; eso, ni duda cabe.Hoy por hoy, muy bien podríamos hablar de la nueva generación del 20, en alusión a los primeros años del presente siglo. En esta se encuentra una considerable cantidad de poetas y escritores que, sin lugar a dudas, dan la talla para lanzarlos al contexto mundial.
Creo que es el resurgir del arte literario en Guatemala.Pero, detrás de un buen escritor hay siempre un excelente esfuerzo editorial. Este es el caso de la Editorial Universitaria de la Universidad de San Carlos, una dependencia que deja huella indeleble en su oficio. Ser, hoy día, publicado por este sello editorial es, sin lugar a dudas, una puerta ancha al prestigio de las letras guatemaltecas, a diferencia de algunas editoriales privadas que han lucrado con el trabajo intelectual. Conformada por un equipo de profesionales con amplia experiencia en edición y publicación de libros, la Editorial Universitaria está produciendo obras de alta calidad.
He leído varias de estas, por lo cual doy testimonio de ello. Por los talleres de la editorial han pasado significativos nombres que conforman la generación de poetas y escritores de la talla de Matheus Kar, Gionvanny Sacalxot, Candi Ventura López, Sergio Domingo Vásquez, Andrea Cabarrús Melgar, Pablo Sigüenza Ramírez, Oscar Romero, Susana Álvarez Piloña y Miguel Maldonado Castillo, entre otros.Ellos acudirán a la cita con la historia por su aporte intelectual y literario.
La nueva administración rectoral de la Usac debe asumir el compromiso con la cultura editorial de Guatemala e invertir muchos recursos económicos en este esfuerzo, que le da la razón de ser a esta casa de estudios: la divulgación de la ciencia, el arte y la cultura en general. Con cascaritas de huevo no pueden hacerse milagros; sin embargo, a pesar de sus limitaciones económicas, la Editorial Universitaria ha sacado adelante su titánica tarea. Al nuevo rector y su equipo le corresponde, de verdad, si quiere dejar huella, destinar un presupuesto digno a fortalecer los esfuerzos que este equipo profesional le imprime cada día al hermoso trabajo de divulgar la cultura nacional. Los millones de quetzales que se esfuman en actividades espurias bien pueden hacer la diferencia.