Una demostración de determinación y eficacia de Antoine Griezmann y un ejercicio práctico colectivo lanzaron al Atlético de Madrid a una nueva Liga Europa, el sexto título de la era Simeone, evidentemente superior al Marsella, rotundo cuando percibió el primer fallo rival y concluyente después.
Menos 15 minutos, con más agitación que ocasiones, la final fue sin matices del conjunto rojiblanco y de su estrella, que domó primero a un contrincante respondón en el comienzo del duelo, con el 0-1 en el minuto 22, y lo sentenció después, en el 48, con dos definiciones incontestables; el enésimo ejemplo de toda su clase.
¿Cuánto vale Griezmann? Desde luego mucho para el Atlético, con el que ya ha marcado 112 goles en 4 temporadas y al que ha dirigido hasta un nuevo título, el primero europeo para el atacante francés, como el líder de un grupo que comenzó la Liga Europa como el indiscutible favorito y la concluye como un firme campeón.
En minoría
Ni siquiera el ambiente del Parc OL de Lyon lo puso en duda. Él fue el visitante, con toda la expresión del término, porque casi 3 cuartos de las 59 mil localidades eran del Marsella. Tenía el ambiente en contra, infernal por momentos, bengalas incluidas, pero su equipo, hoy por hoy, está por encima en todo de su adversario.
El Atlético aceptó la invitación del Marsella, que dejó clara su propuesta desde el primer instante, desde el saque de centro, cuando Payet, quien salió lesionado muy pronto, emuló a un jugador de rugby y pateó directo el balón afuera de la banda para avanzar, darle la pelota y presionarlo. Lo sufrió el equipo rojiblanco un rato, atenazado, exigido y hasta desajustado.
La final era del Atlético. No hubo debate en el segundo tiempo con la puesta en escena, la gesta fue culminada con el 0-3 de Gabi Fernández en los instantes finales.