El presidente estadounidense, Donald Trump, llamó ayer a imponer la pena de muerte a quienes maten a policías en EE.UU., rescatando una idea que planteó durante su campaña electoral en 2015 y cuya implementación no es fácil, dado que la pena capital no es legal en todo el país.
“Tenemos que acabar con los ataques a nuestra Policía, y tenemos que acabar con ellos ahora mismo”, dijo Trump durante un acto de homenaje en el Capitolio a los policías muertos en servicio.
“Creemos que a los criminales que matan a nuestros policías debería imponérseles la pena de muerte. Hagámoslo”, añadió.
Trump no dio más detalles sobre cómo planea implementar esa idea, aunque dijo que ha “ordenado al Departamento de Justicia que haga todo lo que esté en su poder para acabar con los ataques a las fuerzas de seguridad”.
Hace dos meses, Trump anunció que su Gobierno pediría la pena de muerte para los narcotraficantes siempre que sea legal, en un intento por combatir la epidemia de adicción a los opiáceos que cada día deja 175 muertos por sobredosis en los Estados Unidos.
Ayer quiso aplicar esa receta también a quienes sean declarados culpables de matar a policías, un colectivo al que Trump ha defendido ferozmente desde su campaña electoral al tiempo que minimizaba las tensiones entre agentes y minorías que denunciaban movimientos como “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”). “¿Pueden creer que haya tantos prejuicios contra nuestros policías? No vamos a dejar que les pasen cosas malas a nuestros policías. Debemos mostrarles gratitud”, subrayó ayer Trump.
En diciembre de 2015, cuando competía en las primarias, Trump prometió en el estado clave de Nuevo Hampshire que, si llegaba al poder, firmaría una orden ejecutiva que instruiría a su Gobierno a buscar la pena de muerte para los declarados culpables de matar a policías.