“Hoy el público le grita ¡No te mueras nunca! Y el domingo que viene lo invita a morirse”, escribió Eduardo Galeano en su libro El futbol a sol y sombra, al describir a los técnicos de futbol.
Un contraste constante al que se han enfrentado los guatemaltecos Wálter Claverí, Amarini Villatoro y Fabricio Benitez, quienes respaldados por sus números han conseguido abrirse paso en el balompié de su propio país, ganarse una pizca de confianza de los dirigentes e imponerse a la legión de extranjeros.
“Para ser campeón hay que ganarles a todos”, es una de las trilladas frases que merodea en el ámbito del balompié, pero que están poniendo en práctica los ingeniosos de la táctica de Xelajú, Guastatoya y Cobán Imperial, equipos que, desde esta semana, disputarán las semifinales de la Liga Nacional.
El único internacional que mantiene a los suyos en competencia es el argentino Pablo Centrone, quien al frente de Sanarate busca rescatar el orgullo y mantener la plusvalía del resto de sus compatriotas gauchos: Mauricio Tapia, de Antigua; Daniel Berta, de Siquinalá; Ramiro Cepeda, de Petapa, y Aldo Da Pozzo, de Marquense.
De los 12 conjuntos que disputaron el todavía vigente Torneo Clausura 2018, 8 se despidieron de la competición guiados por adiestradores argentinos, uruguayos y costarricenses. La táctica de Claverí, Villatoro y Benítez, con sus diferencias, sigue firme y ha valido para desplazar, incluso, a los equipos con más presupuesto dentro del certamen, y a los llamados “grandes” por su historia.
Zamora, el más reciente
En la última década, Douglas Zamora figura como el único chapín en conseguir un título, puesto que se proclamó campeón con Suchitepéquez en el Clausura 2016. Antes, Jorge Roldán lo consiguió con Aurora en 1993. Sin Comunicaciones y Municipal, los equipos con más títulos en el país (30 cada uno), y con 4 representativos departamentales en la pelea por el cetro, algo sin precedentes en la historia del balompié guatemalteco, la Liga tendrá un nuevo campeón, en el que podría figurar un entrenador de la casa.
“…los dirigentes y la hinchada no solo le exigen la genialidad de Einstein y la sutileza de Freud, sino también la capacidad milagrera de la Virgen de Lourdes y el aguante de Ghandi”, concluyó Galeano. ¿Podrá consagrarse un estratega guatemalteco?