Se dice mucho del abstencionismo que hubo, pero no se piensa en que no fue una consulta particular ni para elegir representantes, fue un preguntarle al pueblo mismo si estaba de acuerdo en utilizar mecanismos legales establecidos, que ayuden imparcialmente a dirimir diferencias territoriales entre nuestros pueblos, que al decir con verdad, ya estamos cansados de tanto malinchismo y jodedera, poniendo adelante intereses aviesos particulares contra los de grandes acciones de desarrollo y crecimiento económico y social de las naciones.
El mensaje, muy claro por cierto, solo se manifestó un 4 % en contra, nos da una respuesta bien definida de que los guatemaltecos no queremos ni guerras estériles ni políticas de Estado aguadas, puesto que este gobierno ha cumplido con honestidad su accionar, y los que vengan están plenamente comprometidos en continuar la lucha pacífica por lograr una paz social y verdadera entre nuestras comunidades; en este caso que nos ocupa es Belice y Guatemala.
El resultado de esta consulta debe servir como ejemplo para concretar acciones de diálogo permamenete nacional, en los que nuestras comunidades sean escuchadas y atendidas en sus demandas sociales, e iniciar de inmediato los propósitos de un verdadero gobierno abierto, que permita la fusión de intereses políticos y de otro tipo, a efecto de iniciar lo más pronto posible el entendimiento de vecinos en acción.
La chamarreada –como se dice en buen chapín– es un claro mensaje en el que el pueblo, cuando se le tome en cuenta, SÍ RESPONDE, sin importar lluvia, frustración etcétera, que tanto daño nos viene haciendo en casi cerca de 700 años de sometimiento de todo tipo. HOY ES EL CAMBIO, NO MAÑANA.