La gala del Museo Metropolitano (MET) de Nueva York, casi sinónimo de osadía en la moda, se atrevió la noche del lunes con la religión como tema central de su 70 aniversario. Así, decenas de celebridades hicieron un acto de fe y vistieron la alfombra roja de glamur eclesial.
Con la bendición del Vaticano
Cuerpos celestiales: moda e imaginación católica, una nueva exposición del MET que repasa las costuras del catolicismo y cuenta con la bendición del Vaticano, fue el lema de la exclusiva fiesta anual que organizan el museo y la gurú de Vogue, Anna Wintour.
Por las mismas escaleras que peregrinan a diario miles de amantes del arte desfilaron solo invitados de lujo con sus interpretaciones estilísticas de lo sacro, comenzando por Wintour, devota de Chanel, que lució un crucifijo sobre un vestido blanco con aberturas en el pecho.
La temática religiosa no filtró la creatividad de estrellas como Rihanna, una de las anfitrionas de la noche, que arriesgó con un escueto vestido, una pesada capa y una mitra papal, todo ello adornado con opulentos cristales y perlas, obra de Maison Margiela Artisanal.
Estridentes fueron también Sarah Jessica Parker, enfundada en un Dolce & Gabbana de brocados dorados y con un nacimiento a escala a modo de tocado; o una primeriza Ariana Grande, con un sofisticado vestido de Vera Wang que lucía como estampado el techo de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Hubo ángeles celestiales, como la cantante Katy Perry, que completó con unas enormes alas emplumadas un look dorado de Versace. En cambio, la modelo Kate Moss, que reapareció tras 10 años de ausencia con un minivestido negro de Yves Saint Laurent, se integró en una bandada de ángeles caídos junto a la princesa Charlotte Casiraghi y la actriz Charlotte Gainsbourg, que calzaban botas de aire punk.
Madonna, diva del pop que ha hecho de la provocación un estilo de vida, se convirtió precisamente en una madonna gótica. Llegó con un ramo de rosas negras en la mano y un voluminoso vestido que le dibujaba una cruz transparente a lo largo del torso, con el rostro tras un velo de rejilla y una tiara repleta de crucifijos.
Si bien las interpretaciones del lema fueron dispares, destacaron el color amarillo, en honor del Vaticano; los tonos oscuros y la pureza del blanco, que la actriz Kate Bosworth llevó al extremo con un vestido de boda, velo incluido, de la casa Óscar de la Renta.
Esperada
Celebrada el primer lunes de mayo, la del MET es una de las fiestas más esperadas entre la farándula, y el precio de sus boletos, que en esta edición alcanzaron los US $30 mil (Q222 mil 300), sirve para financiar el Costume Center. Desde mañana, la exhibición estará disponible para todo público.