Los restos del alcalde de la ciudad de Guatemala, Álvaro Arzú Irigoyen, arribaron a la Plaza Italia aproximadamente a las 9:54, para que sus familiares, amigos y empleados municipales le rindieran un homenaje y le dieran el último adiós.
A su llegada, la carroza fúnebre, que transportaba a quien en vida fue elegido presidente de Guatemala para el período 1996-2000, fue recibido con aplausos y ovaciones.
Posteriormente, el féretro fue cubierto con coronas de flores y los presentes entonaron el Himno Nacional de Guatemala.
Acto seguido fue colocada la bandera de la comunica capitalina y el casco del primer comandante en jefe del Cuerpo de los Bomberos Municipales sobre los restos mortales.
Después de estos honores rendidos, el hijo del alcalde y presidente del Congreso de la República, Álvaro Arzú Escobar, pronunció un discurso para su progenitor.
“Quiero comenzar dándole gracias a Dios por este día, por todo lo que ha sucedido. Es un plan y lo aceptamos”, expresó el parlamentario.
Asimismo, agregó: “Quiero darles las gracias también al Presidente y a su señora esposa, al glorioso Ejército de Guatemala y a todos los trabajadores de la Municipalidad, amigos y colaboradores que hicieron posible que mi papá recibiera estas honras que tanto se merece”.
Al finalizar su mensaje indicó: “Creo que nunca se lo dije, pero lo amo”.
Por su lado, Álvaro Hugo Rodas Martínez, empleado municipal y amigo del cinco veces alcalde, manifestó que el jefe edil no solo enseñó valores, sino que los vivió.
“Álvaro Arzú nos enseñó lo que es la disciplina, lo que es amar a este país y a esta ciudad. Nos enseño a soñar en que se puede construir una mejor ciudad y un mejor país”, puntualizó.
En el acto protocolario, Ricardo Quiñónez, quien sustituirá al fallecido, se comprometió a seguir con los proyectos y la labor que impulsaba el expresidente al frente de la comuna.
Al finalizar este homenaje, la esposa del alcalde, Patricia Escobar de Arzú, recibió la bandera de la Municipalidad y las condolencias de los asistentes, luego el cuerpo fue cargado por diferentes personas y despedido con 21 cañonazos de salva, para ser transportado a un cementerio de Antigua Guatemala, donde será sepultado.