Por: René Martínez Farfán, director de Fortalecimiento Institucional de Sesan
Otro de los ejes programáticos de la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional es el del consumo de alimentos. Este eje se orienta a desarrollar y fortalecer la capacidad de la población, para decidir adecuadamente sobre la selección, adquisición, almacenamiento, preparación y distribución intrafamiliar de los alimentos.
Los patrones alimenticios de la población han cambiado dramáticamente con el paso del tiempo; originalmente, en los pueblos del interior del país se consumían plantas nativas ricas en hierro y vitaminas, y algunas leguminosas (familia del frijol), con alto contenido de proteínas. Esto aseguraba llenar los requerimientos de la mayoría de la población. Actualmente, las estadísticas reflejan datos muy desalentadores sobre la calidad de alimentos que se consumen, ya que en el 60 % de los hogares se ingieren bebidas gaseosas, en un 46 % consomé, y un 37 % bocadillos sintéticos, lo cual refleja la falta de educación y de cultura alimentaria, así como nutricional.
Debido al acelerado ritmo de vida de los citadinos, las “loncheras” de la mayoría de niños están compuesta por galletas, bolsas de frituras y jugos envasados. Los esfuerzos de todos los sectores deben dirigirse a la producción de frutas y verduras bajo el concepto de agricultura familiar, huertos escolares y el apoyo a pequeños productores con asistencia técnica, créditos y tecnologías, principalmente en el campo del riego y minirriego. Con estos esfuerzos podremos cumplir con los objetivos de este eje estratégico. Las acciones más relevantes para fortalecer este eje programático son las siguientes: control de la inocuidad en la producción y comercialización de alimentos; promoción del cumplimiento de la legislación vigente en cuanto a la fortificación de alimentos; y el fortalecimiento de los programas de lactancia materna.