El Real Madrid conquistó por tercera ocasión consecutiva el Allianz Arena, para dar un paso firme hacia la final de Kiev y la búsqueda de la tercera corona consecutiva, al superar momentos de sufrimiento por el empuje del Bayern, pero acabó resurgiendo con la pegada de Marcelo y Marco Asensio.
Las bestias negras son cosas del pasado para un Real Madrid que domina el futbol europeo y ya es leyenda al ser el primero en conquistar 2 Ligas de Campeones consecutivas y 3 de las 4 ediciones recientes.
Los planes de Zidane no salieron. Apostar por futbolistas como Modric, Kroos e Isco para tener el balón pero acabar corriendo detrás de él no era lo esperado. El encuentro nació torcido. Pasaban segundos y un mal despeje de Carvajal, nervioso todo el primer acto, dejaba solo al peor enemigo, Lewandowski, que escorado buscaba un pase que no remataba bien Müller. Las cartas estaban sobre la mesa en un intercambio de golpes que se frenó con la lesión de Arjen Robben. Era el minuto 5 cuando el jugador de cristal se sentó sobre el césped.
La primera subida de Marcelo dejó metros a su espalda que devoró Kimmich. Encontró el error de Keylor Navas, el segundo grave consecutivo por el tercer tanto de la Juve en el Bernabéu, y adelantó al Bayern. El portero tico se anticipó esperando un centro y cuando vio que era un disparo centrado reaccionó tarde.
Llegó el tanto del respiro. Confiado siempre en sus posibilidades, de un centro que cayó del cielo de Lucas Vázquez, apareció la zurda de Marcelo, que a un minuto del final del primer acto ponía el empate enganchando un disparo cruzado inalcanzable para el portero germano.
El Allianz era terreno conquistado recientemente y los jugadores madridistas sabían cómo volver a hacerlo. El tanto les permitía defender bien y golpear al contragolpe. Para eso Zidane recuperaba el equilibrio con un cambio en el descanso. Isco, con molestias en un hombro, dejaba paso a Marco Asensio.
Cuando se esperaba el aluvión del Bayern llegó un regalo que decidió un gran partido. El error de Rafinha marcó el duelo en una salida de balón, con su equipo volcado y dando el pase a Asensio. Corrió con velocidad junto a su socio Lucas Vázquez y la asistencia la mandó a la red con tranquilidad en un disparo cruzado. El Real Madrid ya había golpeado de nuevo.
El rey de Europa había vencido por sexta ocasión consecutiva a su antigua bestia negra.