Cercano a su familia, amigos, y con una vida totalmente alejada del deporte, el exsoftbolista guatemalteco Carlos Cano Gómez, de 58 años, disfruta la actualidad únicamente de los recuerdos de una carrera deportiva plagada de éxitos, tanto en el ámbito nacional como internacional.
“El tiempo que antes le dedicaba al deporte, ahora lo paso en mi casa, descansando, recordando los viejos tiempos: compañeros, viajes y esas cosas buenas que me dejó el ser deportista”, comentó el también polifuncional exseleccionado nacional desde Estados Unidos, donde radica.
Canito, como también le decían entre su círculo, es el primer y único, hasta el momento, guatemalteco aceptado como miembro del Salón de la Fama de Softbol internacional, lo que supone uno de los mayores logros para el nacional, que suma 29 años de vivir en tierras estadounidenses.
Con no menos de 16 campeonatos internacionales conquistados, entre centroamericanos, centroamericanos y del Caribe, y del mundo (Midland Michigan), y al menos 49 premios recibidos en distintos torneos, Cano se desempeñaba como pícher, jardinero central, tercera base, parador en corto y bateador.
En el plano local, jugó durante 14 años y tuvo la oportunidad de ser seleccionado nacional.
“Me retiré joven: de 31 años, y no fue por alguna lesión o porque ya no podía; sencillamente porque no me adapté al sistema de aquí (Estados Unidos). Cuando me inicié en el deporte le dediqué todo, ahora que me retiré; también lo dejé por completo”, destacó.
Lleva el deporte en sus venas, pues es descendiente del exfutbolista Carlos Cano Santizo.
“Cuando yo jugaba era la guerra para mí, porque yo no podía pensar en perder. Sin embargo, también mi padre me enseñó a ser un buen perdedor, y que cuando jugara, y ganara o perdiera, siempre saludar al equipo contrario. Eso me hizo ser un buen ganador y un buen perdedor”, resaltó. En la actualidad, visita la Tierra del Quetzal una vez al año, en Semana Santa, pues es la época que aprovecha para “cumplir penitencia” y “agradecer” por las bendiciones. Alex Jacinto