Tiene que sentirse más que satisfecho el presidente de la República, Jimmy Morales –representante de la unidad nacional–por los resultados que se dieron en la consulta popular del pasado domingo, fiesta cívica que constituye todo un ejemplo para el mundo y quizá, incluso, más importante aún, para nosotros mismos. Sobre los agoreros del desastre y del fracaso, se produjo el más terminante de los triunfos. Supo el Presidente conducir este proceso con gran sabiduría, acompañado en un primer momento por el Canciller Carlos Raúl Morales y en el proceso final y determinante, los últimos seis meses, por la Canciller Sandra Jovel, ambos embajadores, para satisfacción y orgullo de funcionarios y empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, los primeros Cancilleres de carrera.
Nada ocurre casualmente, el inobjetable triunfo del domingo, triunfo de nuestro pueblo, se fue forjando, poco a poco y, así, en este gobierno –el gobierno del Presidente Morales– pudo lograrse que Belice corrigiera su legislación interna y volviera a la anterior que –como la nuestra– no exigía un porcentaje mínimo de votantes para la validez de la consulta, habiéndose convenido, también, la modificación del acuerdo entre Belice y Guatemala que obligaba a su celebración simultánea en ambos países, lo que resultaba, por distintos factores, casi imposible. Discretamente supo el Presidente, a través de su Ministro, instar al Congreso de la República para que convocara a la Consulta, evidenciado de su parte ante el alto Organismo que se habían dado todos los supuestos para que pudiera convocarse. Una vez convocada por el Tribunal Supremo Electoral, se ajustó el Presidente a la convocatoria realizada muy desafortunada originalmente por haberse prohibido en esta el uso de recursos públicos para divulgarla, lo que fue corregido pero sostenido, si, que no podrían utilizarse para promocionar el sí o el no, como respuesta. Respetuoso de la ley, ajustado a esta limitación, realizó el Ministerio de Relaciones Exteriores una fuerte campaña silenciosa a través de reuniones directas con universidades, colegios, municipalidades, empresarios, sindicatos, autoridades ancestrales y múltiples sectores, actividad que hubo de culminar con la intervención directa del Presidente de la República –representante de la Unidad Nacional– sin llamar al voto positivo, pero ponderando –como debía ser– el significado del mismo.
“Desunidos, los de dentro, les devoran los de fuera”, la certera sentencia popular del Martín Fierro, simplificada, ha inspirado al Presidente y sus ministros e incluso, sin nombrarla, tan solo percibida, a nuestro pueblo y, así, el resultado: Un inobjetable 26 %de asistencia –muy por encima de cualquiera de nuestras otras consultas celebradas (gobiernos de los presidentes Ramiro de León Carpio y Alvaro Arzú)– y un arrasador 96 % (dos millones de votos, más que los obtenidos por candidatos presidenciales que han alcanzado la Presidencia de la República) para dar el triunfo a lo propuesto, llevar el reclamo legal de nuestros derechos, territoriales, insulares y marítimos, en contra de Belice, a conocimiento y decisión de la Corte Internacional de Justicia. La humildad del presidente Jimmy Morales no ha sido aquilatada por nosotros, extraordinario su ejemplo de respeto por la independencia del Ministerio Público y los jueces, sufrido incluso su rigor en lo más querido de sí mismo, su familia: ejemplo cívico, el suyo, poco apreciado por nosotros y que sería casi inconcebible en cualquier otro país del mundo. “Desunidos, los de dentro, les devoran los de fuera”, horas antes del inicio de la consulta, la fiscal general de la República, Thelma Aldana, expresó que no acudiría a votar y criticó el proceso, incluso en términos legales, impropio de quien debe velar por el estricto cumplimento de las leyes y que se encuentra obligada a actuar, si fuere el caso, no mediáticamente, sino ante los tribunales de justicia, acción política que vino a evidenciar la peligrosa politización de sus funciones, peligro señalado incluso por la embajadora Haley, Representante Permanente de los Estados Unidos de América ante la Organización de las Naciones Unidas en la visita que realizara a Guatemala. Las tentaciones políticas son malas consejeras e hice mis mejores votos, en su momento, porque la fiscal general supiera desecharlas, Al finalizar su mandato el próximo 18 de mayo podrá apreciar de mejor forma la diferencia que existe entre los buenos consejos –quien te quiere, te aporrea– y los cantos de sirena.
Días antes, habiendo tenido diez años para hacerlo, se intentaron por algunos, acciones de inconstitucionalidad, absolutamente inconducentes, pero muy promocionadas por la prensa, generosos –para lo negativo– sus espacios. ¿Para qué, a última hora, sin medir el alcance de los daños? También hubo llamamiento al no, sin fundamento. Ayer lunes los titulares de prensa hubieron de destacar el porcentaje de asistencia habido, excelente para una consulta popular, 26 %, el inobjetable triunfo, 96 %, y los dos millones de votos que lo respaldan pero restando meritos a lo trabajado y conseguido, a lo sembrando y cosechado, inveterado vicio entre nosotros, el vicio de no reconocer méritos en nadie y de inventar, a conveniencia, inconsistentes mitos. El embajador Roberto Palomo –experto en el tema de Belice– al nivel de la embajadora Maritza Ruiz de Vielmann, fue fundamental para negociar el acuerdo, hace 10 años, como lo fue el embajador Gustavo Orellana Portillo, Canciller de la República, entonces, el embajador Haroldo Rodas Melgar y, presidente, Álvaro Colom.
Hombre justo, el Presidente, destacó la labor de Carlos Raúl Morales, incluso, cuando ya no es Canciller, así como la de la actual ministra, Sandra Jovel, y de todo su equipo: ejecución de políticas de Estado, no simplemente de Gobierno. Estaremos compartiendo, una vez más, en entregas sucesivas, lo que es nuestro sustento en este tema, Nemo dat quod non habet, (nadie da lo que no tiene), Nemo plus iuris ad allium tranfere potest quam ipse habet, (nadie puede transmitir a otro más derecho que el que tiene), Do ut des (doy porque me das). Lo que hemos reconocido, su derecho de autodeterminación, igual que el nuestro, la integridad territorial, insular y marítima que nos corresponde, respetada. Los daños y perjuicios sufridos por Guatemala –incumplimiento del tratado de 1859– un tema diferente e interlocutor distinto. ¡Honor al pueblo de Guatemala, a todos los votantes, a los voluntarios y a las autoridades todas! Exhortación para cerrar filas, con las cartas abiertas, la verdad y la justicia por encima de titubeos y de errores.
Respetuoso saludo para las autoridades y el pueblo de Belice: ¡Sigamos dando al mundo, nuestro ejemplo, el Acuerdo, la consulta ya celebrada por nosotros, su próxima consulta!