Por: Rodolfo Zelada
Queremos participar en las decisiones políticas de especial trascendencia para el país? ¿Sí? Muy bien. No hay vuelta de hoja, la consulta popular que se celebrará el 15 de abril es la opción que tenemos más próxima. Acudir a votar por cualquiera de las dos preguntas es vital para tratar de avivar la democracia en Guatemala.
Este proceso servirá para avanzar en la resolución del histórico diferendo territorial, insular y marítimo entre Guatemala y Belice. Independientemente de que vaya por el SÍ o por el NO, lo importante es participar en el proceso, más que rasgarse las vestiduras despotricando lo que se les ocurra en redes sociales. Es preciso tener en cuenta que la consulta popular es la manera democrática mediante la cual la ciudadanía participa, por medio del voto, en las decisiones políticas de especial trascendencia.
Pero ¿a qué le apostamos si gana el Sí? El excanciller Carlos Raúl Morales es claro al señalar que es la primera oportunidad que se tiene para solucionar el conflicto que ha cobrado la vida de varios campesinos guatemaltecos en la Zona de Adyacencia. De hecho es claro al especificar, que es solo el inicio de un largo proceso de litigio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).Según él, al ganar el Sí se apuesta por oportunidades de paz y desarrollo para todos, especialmente para quienes viven en la Zona de Adyacencia, teniendo linderos claramente identificados y establecidos por la CIJ, tribunal que pertenece a la Organización de Naciones Unidas, creado para resolver los problemas territoriales entre los distintos países del mundo. Su sentencia es definitiva.
El problema tiene su origen en 1783, cuando España cede parte del territorio a Inglaterra para que extraiga palo de tinte, explotación que se dio sin mayores inconvenientes por parte de los europeos hasta 1859, cuando por medio del tratado Aycinena-Wyke, Guatemala cede el área entre los ríos Sabún y Sarstún a cambio de la construcción de un tramo vial, lo cual no se concretó. Posteriormente, en 1863, Gran Bretaña se compromete a pagarle a Guatemala 50,000 libras esterlinas a cambio del territorio cedido, lo cual tampoco se cumplió.
Ante estos incumplimientos y luego de más de 200 años de diferencias por la disputa del territorio, Guatemala tiene la oportunidad de que su reclamo de 12,272 kilómetros cuadrados sea conocido por el tribunal internacional, aunque para ello todavía falta que se realice una consulta popular en Belice, y posterior a ello, el proceso judicial que se prolongaría por varios años.
