De las grandes riquezas que posee nuestro país, sin lugar a equivocarnos, los lagos son de las más importantes y galantes. Para muestra, el de Atitlán, considerado el más hermoso del mundo; de Izabal, de Petén, de Amatitlán, entre otros.
Además de ser necesarios para la flora y la fauna, estos cuerpos de agua, dulces en su mayoría, han sido fuente de inspiración para poetas. Tal es el caso del escritor guatemalteco Flavio Herrera, quien en uno de sus versos expresó: “Entre rústico estuche de montañas / como una gema duerme la laguna / y pule su cristal en donde baña / su clorosis romántica la luna”.
Como sabemos, el agua que nutre los lagos viene de los ríos, de las aguas freáticas y también de las residuales o negras.
En esta ocasión, y tomando en cuenta el flujo de visitantes y lo que ha significado el lago, la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y el Lago de Amatitlán (Amsa), lanzó la campaña Verano Limpio, con la cual busca reducir la cantidad de contaminación por desechos sólidos que descienden al cuerpo del lago, y con eso evitar, aún más, su contaminación. Otro de los objetivos de esta campaña es reducir el consumo excesivo de productos plásticos, para evitar que ingresen en el lago.
Según los datos que manejan las autoridades, entre 2015 y 2016 llegaron a este manto acuífero aproximadamente 45 mil metros cúbicos de desechos, buena parte desde el río Villalobos. La buena noticia es que durante 2017 fueron 10 mil metros cúbicos menos; es decir, que la reducción fue de 22.3 por ciento.
Este tipo de campañas ha concienciado a alrededor de 36 mil personas que residen en los alrededores de esta riqueza natural. Esto, definitivamente, ha hecho posible la reducción de desechos. El proyecto de Amsa pretende disminuir las cifras de contaminación anteriormente mencionadas, y se espera que sea posible.