El encargado de la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios (El Calvario), Manuel Chilín, lamenta que en el marco de la Semana Santa el país esté inmerso en una sociedad con mucha influencia comercial, que habla de verano, puertos o vacaciones, cuando debería ser época propicia para la transformación y la reflexión. El sacerdote hizo un llamado a cambiar de actitud y a ser coherentes entre la práctica religiosa y las acciones cotidianas, especialmente no ser indiferentes frente a las necesidades que tiene el país.
¿Cuál es el significado de la Semana Santa?
Representa la pasión de nuestro Señor Jesucristo. La Pascua es el paso de Cristo de este mundo a la casa del Padre.
¿Cómo debería vincularse este acontecimiento cristiano con las actitudes cotidianas?
Para nosotros los cristianos y los inconversos debería significar un proceso de transición de la vida de violencia a un estado de paz y armonía, donde el vicio y el pecado sean sepultados por la austeridad y la gracia.
¿Qué trascendencia tienen las procesiones?
Podemos decir que tener tantos cargadores de andas representa la vida de una
Guatemala religiosa.
¿Y cómo debería ser el comportamiento de los cargadores?
Lamentablemente existe incoherencia, pues, a pesar de hacer ese tipo de penitencia, el cargador es partícipe de hechos ilegales, como la injusticia o promotor de la violencia intrafamiliar. Eso no lo propone ni promueve la Iglesia.
¿Cuáles son los retos de la Iglesia católica?
Lo que promueve la Iglesia en esta época es que, a través de la liturgia y de la práctica sucesiva de actos de piedad, el corazón del hombre vaya cambiando y para que se construya una
Guatemala distinta.
¿Se ha perdido el sentido de reflexión durante la Semana Santa?
Yo siempre digo: nadie se va a ir a pasear durante el funeral de su papá; seguramente estará ahí presente.
Pues eso tampoco debería ocurrir en estos días, y es a eso a lo que le llamamos Semana
Santa.