Miles de católicos celebraron hoy la tradicional procesión del Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa, y recorrieron a pie el camino que Jesucristo hizo en borrico desde el Monte de los Olivos hasta la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde entraron alzando hojas de palma en tono festivo.
Al mediodía, después de la bendición de los ramos a primera hora de la mañana en el Santo Sepulcro y de los oficios religiosos de domingo, grupos de fieles católicos, palestinos y peregrinos extranjeros, se dieron cita en el santuario de Betfagé, en pleno Monte de los Olivos.
Hace 2 mil años, Betfagé era un pueblo entre Betania y Jerusalén y hoy está la iglesia de la Orden Franciscana, construida en 1883 sobre una capilla de los cruzados de siglo XII, y dentro la piedra que la tradición establece como el punto en el que Jesucristo se montó al burrito que lo llevó hasta la Ciudad Santa. “Jesús comenzó desde aquí bajando en el burro, y la gente tenía esa emoción y alegría, porque sentía que era un hombre muy especial”, cuenta a Efe Esmeralda Garay, una peregrina ecuatoriana residente en Holanda que visita Tierra Santa por cuarta vez en compañía de un grupo de mujeres católicas latinoamericanas.
“Si en ese entonces ya le saludaron tirando mantos y ramos, yo me siento emocionada de que hasta hoy podamos seguir esa procesión de antaño”, añade esta peregrina, quien hizo su juramento como hermana terciaria franciscana.