El pacto mundial para una migración segura, regular y ordenada que impulsa Naciones Unidas supone una importante herramienta para buscar una salida a una problemática que trasciende fronteras y servirá de presión a EE. UU. por excluirse de sus negociaciones.
Es lo que dijo en una entrevista con Acan-Efe Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, país que junto con Suiza lleva adelante todo el proceso de negociaciones de este pacto no vinculante que se espera lograr en diciembre, durante una cumbre en Marruecos.
González opinó que “este convenio, si bien no es vinculante, va a establecer esos estándares de cooperación internacional entre las naciones, y será un acicate, una presión para Estados Unidos”, a cuyo Gobierno critica por excluirse de las negociaciones y “olvidarse de sus orígenes migrantes”. La elaboración del pacto fue acordada por jefes de Estado y de Gobierno de todo el orbe, durante una reunión celebrada en Nueva York en septiembre de 2016.
El abogado mexicano dijo que EE. UU. se olvida de que surgió de la migración, no reconoce sus beneficios y utiliza a través de sus autoridades “un discurso xenofóbico, racista y de odio que es contrario a los principios universales del respeto a la dignidad de las personas”.
Recordó que si bien Estados Unidos se comprometió en 2016 con este acuerdo de la corresponsabilidad para la migración, “llegó otro presidente (Donald Trump) y desconoció esto, como también está desconociendo acuerdos o leyes en temas ecológicos”.
Compromiso de todos
González, quien asistió esta semana en Panamá al XXII Congreso de la Federación Iberoamericana del Ombudsman sobre el Pacto Mundial sobre Migración, señaló que la ONU aclaró en 2016 que la migración “no es un tema que pueda resolverse con (la participación de) un solo Estado”.
Destacó que acuerdos internacionales como el Pacto Global sobre Migración permiten que las naciones asuman una corresponsabilidad “en temas que hoy ya no solo corresponden al interior de los Estados”.