El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió hoy abruptamente a su secretario de Estado, Rex Tillerson, para sustituirle por el director de la CIA, Mike Pompeo, con el fin de rodearse de aliados incondicionales de cara a su próxima cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Después de casi un año de tensiones con su titular de Exteriores, Trump le cesó de forma fulminante y sin aviso previo, dentro de una remodelación de su Gabinete que incluye también la nominación de Gina Haspel para ser la primera mujer de la historia al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
“Mike Pompeo, director de la CIA, será nuestro nuevo secretario de Estado. ¡Hará un trabajo fantástico! ¡Gracias Rex Tillerson por su servicio! Gina Haspel se convertirá en la nueva directora de la CIA, la primera mujer elegida para ello. ¡Felicidades a todos!”, escribió Trump en su cuenta oficial de Twitter.
Tillerson no ha recibido ninguna llamada de Trump, “desconoce la razón” de su cese y “tenía toda la intención de seguir” en el cargo, aseguró en un comunicado el subsecretario de Estado para la Diplomacia Pública, Steve Goldstein, que también fue despedido hoy después de hacer esas declaraciones.
El hasta ahora jefe de la diplomacia estadounidense se encontraba de gira en África cuando recibió, la madrugada del sábado, una llamada del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, quien le pidió acortar su viaje y le alertó de que podría ser citado en un tuit de Trump, según el diario The New York Times.
Ese día, Tillerson canceló su agenda en Kenia porque “no se sentía bien”, según informó entonces el Departamento de Estado.
Aunque la cadena NBC News aseguró que Tillerson se enteró de su despido por el tuit de Trump de hoy, el diario Washington Post afirma que Kelly ya le había avisado de que podría ser sustituido.
Tillerson, un exjefe de la petrolera ExxonMobil, se convirtió en febrero de 2017 en el primer secretario de Estado en más de un siglo que no tenía ninguna experiencia previa en el sector público de Estados Unidos, y llegó al cargo entre críticas por su amistad pasada con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Pero Tillerson acabó siendo la voz más dura contra Rusia en el Gobierno de Trump, y se ganó poco a poco el favor de quienes defienden el papel diplomático tradicional de liderazgo de Estados Unidos y su cooperación en foros multilaterales.
Sus roces con Trump fueron constantes y tuvieron su máximo exponente durante la crisis entre Catar y sus vecinos a mediados de 2017, cuando según informes de prensa, Tillerson pensó en dimitir e incluso llamó “idiota” al presidente.
“No estábamos de acuerdo en muchas cosas. Por ejemplo, el acuerdo con Irán, yo creo que es terrible, y parece que él pensaba que estaba bien”, dijo hoy Trump a los periodistas.
*Con información de EFE.