En América Latina, el transporte público sufre las mismas frenadas y aceleradas que padece la región en casi todos los otros ámbitos, con progresos y estancamientos que repercuten en la calidad de vida de sus habitantes.
Muestra de la asimetría en esta materia es el hecho de que Sao Paulo y Bogotá están en el cuarto y sexto lugar, respectivamente, entre las urbes más congestionadas del mundo, según el estudio INRIX Global Traffic Scorecard de 2017.
La ciudad más grande de Brasil tiene un metro que se extiende por más de 80 kilómetros en 5 líneas y ha transportado a más de 26 mil 700 millones de pasajeros, y la capital colombiana no cuenta con ese medio de transporte.
El caso de Colombia es único, ya que si bien Bogotá, con más de 8 millones de habitantes, carece de un metro, sí lo tiene la segunda ciudad más importante del país, Medellín, con 2,5 millones.
El metro de Medellín (noroeste) cuenta con 10 líneas que cubren 73.52 kilómetros, de los cuales 31.3 son férreos, 12.02 de cable aéreo, 13.5 pretroncales y 4.2 de tranvía.
Con metro
Otras urbes, como Buenos Aires, Río de Janeiro, Santiago de Chile, Ciudad de México y Caracas, tienen metro desde hace décadas, pero persisten los problemas de movilidad que han obligado a implementar más soluciones.
La capital argentina tiene el sistema más antiguo del continente (1913), y con sus 6 líneas está integrado a 388 rutas de autobuses, 7 divisiones de trenes y un tren ligero.
Las autoridades construyeron desde 2007 nueve carriles para autobuses que permitieron recortar hasta un 20 % el tiempo de viaje de más de 1 millón de pasajeros.
A principios de febrero, el Gobierno aplicó un aumento a las tarifas del transporte público entre el 25 y el 50 %, lo que tuvo un impacto significativo entre los usuarios.
Mi Teleférico
En Bolivia, el Gobierno puso en funcionamiento Mi Teleférico entre La Paz y El Alto, el sistema de transporte por cable más alto del mundo, que hasta el momento suma 5 líneas con un total de 17,5 kilómetros y que en diciembre de 2017 alcanzó los 100 millones de pasajeros transportados.
Pero el fantasma de los buses peleando por las calles aún no se va de algunas capitales. Ese es el caso de Asunción. Una flota de vehículos anticuados o “buses chatarra” invaden las vías, provocando el caos vehicular. Río de Janeiro aprovechó los Juegos Olímpicos para mejorar su infraestructura, con la construcción de una línea más de metro (para completar 6), 3 sistemas de tránsito rápido de autobuses (BRT) y un circuito de tren eléctrico.
*EFE Bogotá