Por: Jorge Ernesto Fingado
¡Buenos días licenciado Acisclo Valladares Molina! Con todo respeto escribo éstas líneas de manera especial para ti, ahora que desde hace algunos meses he venido siguiendo de cerca la propuesta vuestra sobre la reforma constitucional del Art. 157 y la creación de los distritos pequeños electorales para elegir diputados a muy bajo precio y con la participación de verdaderos líderes de la comunidad. La sugerencia es oportuna y está dentro del marco ideológico de Democracia Compartida; sin embargo, apreciable Acisclo, mientras las comunidades no estén plenamente organizadas y sus dirigentes o líderes comunitarios estén al servicio de organizaciones de corte económico-social, y sujetos a intereses radicales del pasado y, altamente golpeados y concertados por grupúsculos con intereses aviesos y familiares de cúpulas, esta iniciativa puede provocar serios enfrentamientos de fatales consecuencias. La reforma electoral debe ser integral y responder a una refundación administrativa de los organismos de Estado.
No es nada fácil lograrlo a corto tiempo, pero, si hacemos funcionar la Ley de Descentralización, Diálogo Nacional, Gobierno Abierto, Fortalecimiento municipal y apoyo directo a las organizaciones comunales con fuertes inversiones de la iniciativa privada progresista y asistencia internacional, sería un paso gigantesco en materia de desarrollo de la productividad, a efecto de competir libremente desde el interior del país y en los mercados internacionales. Recuerdo con mucho agrado cuando dirigiste la Procuraduría General de la Nación, institución que sabiamente y con apego al Derecho lograste una coordinación del personal y creaste las oficinas departamentales, de gran éxito que resolvieron problemas antiguos del lugar. Me consta cuando viajaste con las botas puestas y tu sombrero tipo europeo al municipio de Flores y Génova de Quetzaltenango, a dialogar con la comunidad y resolver el “pleito” de una retención de cientos de trozas de madera fina. El reconocimiento público de personajes útiles a la sociedad, atención inmediata a programas de la niñez y adolescencia, vejes y personas desamparadas. Con tu brillante secretario administrativo y personal técnico eficiente, y no acomodado, lograste defender y rescatar activos para el Estado.
La apertura democrática, que se inicia con Cerezo Arévalo, sigue teniendo serios tropiezos porque casi todos los gobiernos pierden la visión de servicio y consulta permanente, debido a que se ven acosados por grupos de poder fuertemente organizados y económicamente incentivados, tanto a nivel nacional como internacional. Los partidos políticos carecen de academias específicas para preparar a sus dirigentes, siguen estando muy ocupados en mantener cúpulas y con el sistema de reelección, lotería segura sin comprar número. En fin, el panorama es desolador y causa frustración social, oportunidad de oro puro, para actuar con todo vigor y valentía para rescatar lo rescatable, y si hay que cambiar y actualizar cientos de leyes, pues manos a la obra sin temor y con firmeza, el pueblo guatemalteco bien ordenado y atendido SÍ ESTÁ DISPUESTO a corregir el rumbo y no a largo plazo, ahora mismo. Comuniquémonos Acisclo. Yo quiero seguir aportando a mi país al igual que tú.