Por: Rafael Salinas
La seguridad alimentaria y nutricional en Guatemala, según el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, es “el estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en calidad y cantidad para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”. La desnutrición se manifiesta en tres tipos: aguda (deficiencia de peso para la talla), que se presenta como Kwashiorkor, cuando el niño está hinchado, y Marasmo, cuando está flaco o delgado.
La desnutrición aguda severa aumenta el riesgo de muerte hasta 9 veces; la crónica (retardo de talla para la edad), tiene efectos irreversibles, afecta su desarrollo cerebral, cognitivo y global (deficiencia de peso para la edad). La VI Encuesta Nacional de Salud Materno-Infantil 2014/2015 señala: “para Guatemala los indicadores del estado nutricional no solo reflejan las condiciones de salud de los menores de cinco años, sino también la pobreza y limitantes de desarrollo de la población”. También determina una prevalencia de desnutrición crónica de 46.5 por ciento, de 0.7 por ciento para la aguda y 12.6 por ciento para la desnutrición global.
El estudio Análisis Situacional de la Malnutrición en Guatemala sus Causas y Abordajes, Cuaderno de Desarrollo Humano, 2009/2010, manifiesta: “Se ha podido establecer la fuerte relación de nutrición con variables de naturaleza social, como es el caso de la relación de dependencia demográfica, educación materna, pobreza y pobreza extrema, entre otros factores”. Estudios de expertos en SAN, tanto nacionales como internacionales, coinciden en las causas y determinantes, así como en las propuestas para reducir o eliminar la desnutrición; sin embargo, se deben derribar los muros de la desigualdad e inequidad para distribuir mejor los recursos económicos, y así mejorar el acceso a los alimentos, atención primaria en salud, agua y saneamiento y educación de los padres y niños que viven en condiciones de vulnerabilidad.