Sin lugar a dudas, una de las flores más hermosas del mundo se llama Monja Blanca, y es nuestra flor nacional. Varias son las historias que se conocen de cómo llegó a formar la lista cívica, junto a la bandera y la ceiba. Una de las versiones es que Ulises Rojas, botánico guatemalteco, la propuso para una exposición internacional, realizada en Miami, Beach, Florida, en 1933. La idea del especialista fue compartida por la organizadora de la exposición, de tal manera que se le envió una carta al entonces presidente, Jorge Ubico, quien mediante un decreto la nombró flor nacional.
En el marco de la celebración del día de la Monja Blanca, es decir el 11 de febrero, fue reconocido por el Gobierno de Guatemala como Embajador de la Paz el agrónomo y botánico Fredy Leonel Archila Morales. Su reconocimiento se debe a su invaluable trabajo en el estudio de la botánica guatemalteca, en especial en el área de las orquídeas.
El acto, que se llevó a cabo ayer en el Palacio Nacional de la Cultura, fue encabezado por la primera dama Patricia Marroquín de Morales, y la jefa de la Secretaría de la Paz (Sepaz), Lourdes Xitumul Piox. Ambas reconocieron el brillante trabajo que el científico guatemalteco, Archila Morales, ha aportado a la conservación de la riqueza natural del país.
Además del merecido nombramiento, el especialista realizó el Cambio de la Rosa de la Paz.
Una de las palabras expresadas por la primera dama fue de agradecimiento por la obra y dedicación del destacado guatemalteco; y de honor, por estar presente en el nombramiento de él como Embajador de la Paz.
Entre los aportes de Archila Morales destaca la autoría del nuevo nombre designado a la monja blanca, Lycaste virginalis forma alba (Dombrain) Archila & Chiron. Además, sus esfuerzos en las investigaciones que ha practicado en el campo de la botánica.
El homenajeado, nacido en Cobán, Alta Verapaz, ha sido catedrático de la Universidad de San Carlos de Guatemala, tiene una maestría en Ciencias de Ingeniería Agronómica y es especialista en plantas de sotobosque. Efectivamente, su aporte es fundamental para la botánica guatemalteca, por lo cual lo celebramos.