Dentro de las actividades cotidianas solemos dedicar solo un pequeño porcentaje para la recreación, hablo de ese tipo de tiempo que podemos compartir en familia, con amigos o con uno mismo, un lapso que nos permite salir de la rutina, aquel que no implica mayor costo como disfrutar de una caminata o comer un helado.
Pero cuando pensamos en ir a un lugar público, como un parque por ejemplo, ¿En qué pensamos? ¿Nos sentiríamos totalmente seguros?
Los beneficios de contar con este tipo de ambientes son invaluables, los lugares públicos seguros crean un sentimiento de pertenencia ciudadana y comunitaria, fomenta el respeto entre diferentes puntos de vista, aporta a una convivencia pacífica y coadyuva en la prevención de la violencia.
En nuestro caso, estos espacios se han visto deteriorados por falta de mantenimiento ornamental, no nos atrae visitar un lugar sucio, ruidoso y escaso de áreas verdes.
Asimismo, estos han sido alterados por actividades ilícitas, vinculadas a la delincuencia común y crimen organizado, convirtiéndolos en un lugar inconveniente e inseguro, reduciendo la libertad de locomoción.
El Estado por sí solo no podría garantizar la seguridad en este tipo de lugares, ya que, se necesita un trabajo integral, donde se involucren diversos actores de la sociedad; entre instituciones públicas, organizaciones privadas y especialmente la participación ciudadana.
Sabemos que en materia de prevención del delito, cuando se trata del rescate de espacios públicos, existen elementos clave que deben ser tomados en cuenta: iluminación de parques y calles, mayor número de áreas verdes y deportivas, vigilancia natural y el control a cargo de elementos policiales, sonesenciales.
No obstante, el primer paso fundamental consiste en la identificación de los riesgos, amenazas y vulnerabilidades a la seguridad ciudadana, su análisis, priorización y búsqueda de la mejor solución.
Realizando el trabajo adecuado, cierto tipo de delitos y la percepción de temor entre los ciudadanos se podrán ver reducidos; donde no solo se recupere el espacio público, sino lograr que la población se apodere del mismo para que ya no sea utilizado para ilícitos, desmotivando al sujeto activo delincuencial, atenuando la vulnerabilidad del ambiente y mejorando la calidad de vida de las personas, fortaleciendo los lazos comunitarios.