John Murdoch (Rufus Sewell) es nuestro redentor y no lo sabe. De repente despierta a medianoche, en una bañera y con amnesia; pronto sabrá que vive en un mundo en el que siempre es de noche. Mientras intenta explicarse la realidad, Murdoch se entera que es buscado por matar prostitutas. Ese es un esbozo de un rompecabezas mucho mayor para quien mire la película. Dark City es acerca de un experimento cósmico del que Murdoch deberá librarnos.
Aunque el argumento no parece sorprendente, cualquier seguidor del cine puede encontrar una buena historia en Dark City. Esta producción es considerada parte del cine de culto, pues la gloria le llegó después, como a sus pares. Solo por este trabajo (y por I, Robot) debemos respetar al realizador Alex Proyas.
El guion nos hace pensar, la ausencia de sol nos invita a verla después del atardecer y la suma de actuaciones formidables permite que el espectador regrese a esta cinta una y otra vez. Se sentirá parte de un mundo fantástico, lo invitará a vivir una vida distinta en cada proyección.
No es una película “fácil”, con planteamiento, nudo y desenlace. Es de esos argumentos en los que hay que ser minucioso. El discurso de un mismo personaje puede cambiar, sin que el propio intérprete se dé cuenta, mientras avanza la historia. Diría que solo hay que creerle todo lo que dice al Dr. Schreber (Kiefer Sutherland), uno de los personajes más complejos de este actor. Cada vez que la mirés encontrarás algo nuevo.
Ambientada en los años 40, con efectos maravillosos para su época, es la cinta ideal para ver a solas (o con esos amigos que realmente aman el cine). La motivación de Murdoch hará que te la pasés entretenido. Ver cómo el personaje llegará al final, y cómo ni la voz de Emma (Jennifer Connelly) será suficiente para detenerlo.
Si de pronto entendieras que vivís en un mundo en el que todos han sido abducidos por una raza extraterrestre en decadencia, ¿qué harías? ¿Abrazarías la locura? ¿Te dejarías llevar o intentarías cambiar la historia? No importa la respuesta porque Murdoch sí sabe. Él salvará al género humano, o al menos al que está cautivo en la Dark City.
Decepción fílmica: Oz the Great and Powerful (2013).
Después de lo aberrante… quizá exagero… de lo infantil que fue la trilogía de Spider-Man, esta era la oportunidad perfecta de Sam Raimi para reivindicarse. Pero no. Antes de llegar al final dan ganas de aventar la cubeta de poporopos a la pantalla. Utilidad: para matarte del aburrimiento.