Tomá un respiro profundo y lanzate a conquistar el océano. Poseé los cielos al saltar de un avión y esperá hasta el último momento para abrir el paracaídas: esa es la promesa que te regala Point Break. Kathryn Bigelow fue su directora, la presentó en 1991 y desató una ola de adrenalina pura que marcó el cine de entonces: fue un clásico instantáneo. En 2015 hicieron una nueva versión; la deploro en el último párrafo.
La versión original muestra a un joven Johnny Utah (Keanu Reeves) que quiere ser el mejor en todo, sin pasar sobre nadie. Además presenta al gran Patrick Swayze como un mentor de emancipación física y espiritual, y como extra incluye al entrañable oficial Pappas (Gary Busey). Eso es lo que verás en superficie. Si te vas al fondo, verás una historia que invita a vivir la vida desde la búsqueda de la libertad. Vemos en la película esa pasión adolescente de querer conquistar al mundo, esa misma que por lo general se pierde con la edad. El giro está en que también nos muestra que en este mundo todo tiene consecuencias, incluso en esa búsqueda de ser uno mismo, sin trabas.
Todo tiene un precio –puede ser dinero, metas, tiempo–, pero un costo al fin, porque nada es para siempre. Vivir un día a la vez, con el gozo y la energía hasta arriba, es muy costoso. Point Break nos enseña eso. En esta producción conocemos la lucha interna de Johnny Utah. Él es un novato ejemplar del FBI quien, en su nuevo puesto, comienza a entender que vivir bajo las reglas de la sociedad no puede ser el verdadero sentido de la vida. Si tu misión es perseguir a un grupo de surfers y ver lo bien que se la pasan sin trabajar, pues a cualquiera le daría envidia.
“Si quieres lo máximo, debes estar dispuesto a pagar el precio final. No es trágico morir haciendo lo que amas”, Bodhi (Patrick Swayze).
Para mí, ver Point Break es un ritual de catarsis. Me habla de la búsqueda de libertad y de los resultados que trae. No importa la decisión que se tome la existencia es una ruleta de opciones en este mundo de blancos, grises y negros, y en eso cae la validez de esta historia. Luego de exponerse a la vida del agente ejemplar del FBI, el libertinaje que ofrece la vida surfer, el asaltar bancos para sacudir al sistema: solo entonces, luego de ver lo que plantea este tipo de vidas, deberíamos elegir qué queremos. Johnny Utah es el único con esa capacidad de decisión. Nos proyectamos en él y nos preguntamos ¿qué haríamos nosotros? Point Break puede que te ayude a responderte qué tipo de vida querés.
Decepción fílmica: Point Break (2015)
Cito a Anthony Kiedis en Point Break de 1991, para explicar por qué es mala la versión de 2015: “es una pérdida de tiempo”. Es una historia de deportistas extremos con cuerpos esculturales; invierten demasiado dinero por robar dinero. No incluye esa batalla interna del espíritu humano que nos ofreció la primera.