Los rescatistas de Irán e Irak buscan a posibles sobrevivientes del sismo de magnitud 7.3 que el domingo por la noche sacudió ambos países, y ha dejado un saldo de 421 muertos y 7 mil 300 heridos.
Con la caída de la noche, los socorristas se enfrentaron al desafío de refugiar y alimentar a los afectados, para no dormir en la intemperie por segunda noche consecutiva, a temperaturas de 7 grados centígrados.
“Las necesidades inmediatas de la gente son las tiendas, agua y alimentos”, declaró a la televisión estatal iraní el general Mohamad Ali Yafari, jefe de los Guardianes de la Revolución, el ejército de élite de la República Islámica, durante una visita a las zonas afectadas.
“Los inmuebles construidos recientemente se mantuvieron bien, pero las viejas casas de tierra quedaron totalmente destruidas”, dijo el oficial al añadir que esperaba que las operaciones de limpieza hubieran terminado antes de la noche. La AFP, al igual que otros medios, no recibió autorización para ir al lugar de la catástrofe. El epicentro del temblor se situó 50 kilómetros al norte de Sar-e Pol-e Zahab, la ciudad más afectada por el temblor, en donde murieron 280 personas. La televisión estatal mostró imágenes grabadas durante la noche en esa localidad, que muestran edificios de cinco o seis pisos sin fachadas. Fotos de la agencia Isna, tomadas por la mañana en la misma ciudad, muestran carros aplastados por los escombros al pie de los edificios cuyos muros cayeron pero sus estructuras resistieron.
De acuerdo con responsables locales, el hospital y la mitad de las escuelas de la zona resultaron dañadas.En la vecina provincia de Dalahoo, muchas localidades quedaron destruidas al 100 por ciento según el prefecto local, citado por la agencia Tasnim.
De acuerdo con el Gobierno se distribuyeron 22 mil tiendas, 52 mil frazadas, 17 toneladas de arroz, 100 mil conservas y 200 mil botellas de agua. Según el Instituto de Geofísica de la Universidad de Teherán, al terremoto lo siguieron 150 temblores, los más fuertes, de magnitud 4.7.