La nota periodística publicada en este diario el lunes 23 de octubre, relacionada con “Gobierno dignifica atención al adulto mayor”, motiva mi atención a escribir este Atisbo, felicitando a los integrantes de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP), que en este caso es Patricia Marroquín de Morales, quien, como primera dama de la nación, coordina dicho ente gubernamental apoyado por José María Godoy, como secretario ejecutivo, y un amplio grupo de personas que integran tan noble institución, que dentro de una nueva estrategia administrativa le pone atención a programas sociales de gran impacto y que, por años, no ha tenido atención permanente, como es el ayudar a miles de ancianos y niños que han sido desamparados por su familia, o porque simplemente son víctimas de la indiferencia gubernamental, y cientos de asociaciones nacionales, debido a que el costo de casi 67 mil ancianos y cerca de medio millón de niños deambulando por las calles de las ciudades y pueblos, al amparo de una generosa ayuda ocasional que pueda por horas calmar el hambre y el frío de la soledad.
Decenas de centros de atención al adulto mayor y niñez funcionan en Guatemala, y siguen siendo insuficientes ante la ola de desamparo que sufren por causas que en abundancia conocemos, pero que ponemos más atención a proyectos materiales, donde las ganancias económicas y políticas concertadas por
grupúsculos que siguen saqueando el país, olvidándose de que algún día tarde o temprano sufrirán el latigazo de la vejez, sin esperanza de ayuda para sobrevivir mientras llegue la muerte, o, bien, el abandono de niños de la calle y allí buscan protección, alimento y abrigo, sin que este llegue, y entonces caen en poder de pandillas y explotadores bien organizados como grupos paralelos, que sostienen negocios de corrupción desalmada, los que evaden la acción de los entes de justicia o persecución penal.
Al felicitar a la SOSEP, al trabajar e invertir en estos programas abre la posibilidad de que todas las instituciones gubernamentales, privadas y extranjeras se integren a sostener y patrocinar esta clase de programas, que son altamente sensibles, y que conviene atender ahora, no mañana, y comenzar a salir del infierno social, y en el cual nosotros no estamos libres de caer. Algunos pensarán que exagero, pero no es así, debido a que ejemplos tenemos a la vista: el Seguro Social, el Instituto de Previsión Social del Periodista, asilos privados de ancianos, Hogar del Niño etcétera. Por favor, analice lo que aquí opino, pensando seriamente que tarde o temprano no le servirá ninguna riqueza material acumulada, si al final de dorados años y niñez no se cuenta y tiene el amor de su familia, de su comunidad y grupo social, y, menos aún, no cuenta con la misericordia de Dios, sino con solo el crudo desierto del abandono y la frustración mortal de la indiferencia de sus semejantes.