El encuentro entre los dos clubes más populares del futbol argentino se disputará en el estadio Monumental con archirrivales que atraviesan muy diferentes estados de ánimo.
El superclásico será para River un examen riguroso frente al gran invicto del campeonato, y a la vez una buena posibilidad de levantar cabeza, después del duro impacto que significó la caída el martes frente a Lanús (2-4) en las semifinales de la Copa Libertadores, después de estar 2-0 arriba en la cuenta y con una ventaja de 3-0 en el marcador global.
Más allá de sentirse perjudicado por el nuevo sistema de revisión de fallos por video (VAR), el equipo de la banda roja dejó pasar una gran oportunidad para llegar a su sexta final de Copa Libertadores, cuando asomaba como un firme candidato al título, y la eliminación marcó también la pérdida del principal objetivo del año.
Ahora, los millonarios apuntarán a revalidar el título de la Copa Argentina que obtuvieron en 2016, y también a tratar de achicar distancias en el torneo local respecto de su archirrival, que en las últimas fechas les sacó una ventaja de nueve puntos.
Si bien Boca y River empezaron a la par el campeonato con 3 victorias en fila por lado, luego los senderos se bifurcaron, y mientras los xeneizes extendieron su foja a 7 triunfos seguidos, los de la banda roja tropezaron con 3 empates y una derrota estrepitosa, sufrida el sábado con el modesto Talleres de Córdoba (0-4).
El entrenador de River, Marcelo Gallardo, intentará repetir el triunfo obtenido en mayo en la Bombonera (3-1), con una gran actuación colectiva que de todos modos no bastó para impedir semanas después la consagración de Boca como campeón de primera división.
Del lado auriazul, también tomaron nota de la necesidad de desquite de sus archirrivales, pero el plantel dirigido por Guillermo Barros Schelotto confía en extender su excelente arranque en la Superliga y profundizar la herida ‘millonaria’, apoyado en el gran momento de forma del artillero Darío Benedetto, que lleva 8 goles en 7 partidos.