Por primera vez después de muchos años, hemos llegado a 183 días de clases en promedio. Es un hecho sin precedentes en la historia educativa de Guatemala. Para aquellos que critican que no se cumplen esos días de clases, les estamos diciendo que ese ya no es un tema de crítica, aunque seguramente ahora saldrán con algo diferente, siempre es así. Soy de la idea que el tiempo, por si solo, no resuelve ni garantiza nada, es lo que los docentes hagan con ese tiempo en clase, lo que marca la diferencia.
Cada año el ciclo escolar se ve afectado por condiciones muy particulares, el caso de manifestaciones y huelgas magisteriales, festividades, permisos de docentes, capacitaciones, enfermedades de los docentes, sismos, lluvias, inundaciones, entre otros. Uno de los aspectos que afecta con mayor intensidad son los movimientos magisteriales que a través de la huelga, repercuten en la no atención de las clases. La convocatoria que cualquier institución pública o privada realiza, –a veces sin autorización– para procesos de capacitación, pero que no prevé la forma de cómo atender a los estudiantes durante la realización de estos.
Este año, esas situaciones han disminuido en gran escala, no hubo huelga magisterial y los procesos de capacitación fueron coordinados de mejor manera. Sin embargo, uno de los problemas más relevantes fue el relacionado con los sismos en algunas áreas del país y problemas surgidos ante los desastres naturales. Debo reconocer de manera muy especial, el nivel de cumplimiento y responsabilidad asumida por la mayoría de docentes, quienes, a pesar de las inclemencias del tiempo y dificultades de acceso, llegaron a sus escuelas a desarrollar su trabajo con vocación. Para ellos mi saludo y especial felicitación.
Vi escenas de maestros que tenían que cruzar ríos usando puentes colgantes, puentes hamacas, lazos para sostenerse dentro del agua, fueron escenas que vale la pena mencionar. Estos docentes arriesgaban sus vidas por cumplir como les corresponde a los buenos docentes. Reconocimiento, valoración y agradecimiento a todo el gremio magisterial, especialmente a los que cumplen y que con vocación e interés saben que están haciendo patria. A ustedes docentes, enhorabuena, porque nuestro trabajo dé los frutos esperados, a sabiendas que los resultados en educación se ven a largo plazo.