Octubre y noviembre tienen un puente de tradiciones en Guatemala, probablemente en otros países, pero no todas, algunas costumbres que se practican en estos días. Lo importante de ese tipo de actividades sociales es que se fortalece la economía, por muy mal que esté, se da un ascenso en el consumo, desde el mercado de abarrotes, hasta las tiendas sofisticadas que venden disfraces y objetos que sirven para vivir una Noche de Brujas (Halloween) el 31 de octubre, horas antes de principiar con la tradición conservadora de los guatemaltecos que visitan los cementerios para adornar las tumbas de los seres queridos. En agosto abordé un tema que tiene mucho que ver con las tradiciones de octubre y noviembre, y es precisamente “La Cremación”. Decía que por la falta de espacio en los cementerios, el evitar la contaminación de la naturaleza, el hacer más práctico el final de la vida, muchos han decidido quemar su cuerpo. Al contratar ese servicio, que por cierto, su precio es alto, razón por la cual muchos aún lo piensan, va disminuyendo ciertos hábitos que dejaron inculcados los abuelos, como hacer esa visita el 1 y 2 de noviembre a las tumbas de familiares y amigos.
De la misma manera como la cremación, en algunas cabeceras departamentales, los cementerios privados se han convertido en la opción de familias que cuentan con recursos, y para estas fechas la concentración de personas en esos negocios es evidente, probablemente no como en las necrópolis municipales en donde están enterrados los abuelos, los papás y otros conocidos, desde el siglo pasado y, que estos últimos días de octubre y primeros de noviembre alegran sus nichos con flores de distintos colores, pino y diversidad de adornos especiales.
El Día de Todos los Santos, el sector católico lo celebra el 1 de noviembre, mientras que la Noche de Brujas, del 31 de octubre para amanecer, costumbre anglosajona, es cuestionada por la misma Iglesia, pero motivada por el mercado del consumo, desde la venta de disfraces, restaurantes, discotecas y los demás antros que aprovechan la noche para hacer ofertas y actividades que signifiquen mejorar la venta y el ingreso. Esa noche ha dejado malos y tristes resultados. Espero que se mantenga la prevención y el razonamiento para quedarse en casa tranquilos, ayudando a la preparación del plato típico nacional. Es lo más agradable de las fechas referidas. Observar cómo las mujeres intercambian opiniones, escriben, planifican y hacen sus consultas preparatorias para el delicioso e impresionante plato de “Fiambre”. Es una tradición familiar. Da gusto acompañarlas al mercado a adquirir los insumos necesarios. Es el día en que todos se juntan entorno a la mesa de casa para compartir lo que las mujeres del hogar prepararon con toda su inspiración culinaria y recordar a los que un día estuvieron con uno compartiendo lo mismo.
En la noche del 31 de octubre también es tradición escuchar el toc toc de la puerta o el sonar del timbre, cuando los niños llegan disfrazados y aun algunos con su calabaza, cantando “queremos dulces o dinero. Halloween. Queremos dulces o dinero”. Termino con la frase de Cicerón: “La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”. Que la paz esté con ustedes.