Es evidente que una de las prioridades gubernamentales es salir de la crisis histórica de la falta de abastecimiento de medicamentos por la que han atravesado la red hospitalaria y centros de salud nacionales.
Sin embargo, como lo ha manifestado el presidente Jimmy Morales, la meta no solamente está en los medicamentos, sino en todo el sistema de salud pública.
Es bien sabido que el aprovisionamiento de medicinas y de material médico-quirúrgico en los hospitales nacionales se encuentra en un 80 por ciento y se busca en un futuro inmediato que se cubra a cabalidad para que nadie se quede sin tratamiento.
Como lo ha manifestado el jefe de la cartera del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Carlos Soto, la mayoría de nosocomios están cubiertos arriba de un 75 por ciento. Solamente el hospital de Amatitlán y el San Juan de Dios están a un 53 por ciento, y el de Retalhuleu, en 20.
Pero el ministro no se ha quedado sentado en sus laureles, sino le ha salido al paso y ha tomado una medida inmediata que consiste en inyectar unos Q5 millones al centro asistencial retalteco, para más adelante realizar los procesos de adquisición, y en el menor tiempo adquirir los insumos correspondientes.
Uno de los problemas del bajo abastecimiento ha sido el proceso y la gestión, y no de capital, pero eso está cambiando, y la idea es preparar toda la papelería de tal manera que esta sea pronta y efectiva.
Por ejemplo, para los hospitales de mayor capacidad, como el san Juan de Dios, Roosevelt y Regional de Quetzaltenango, en los procesos de licitación ya están las rúbricas, que como ha expresado el ministro Soto, ya se les ha designado presupuesto y su cartera está apoyando para subir las cifras asignadas para los suministros.
Si todo funciona tal como se lo han planteado, es probable que se pueda alcanzar a todos los hospitales al terminar el primer trimestre de 2018, lo cual, sin lugar a dudas, será de beneficio para los usuarios de la red hospitalaria nacional.