Desde 1981, el Decreto 35-81 del Congreso de la República de Guatemala estableció el 27 de octubre como el Día del Artista Nacional. En esta ocasión, dos de sus más jóvenes representantes, el músico Gabriel Yela, presidente del Consejo Directivo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN); y Claudia García, primera bailarina del Ballet Nacional de Guatemala; explican lo que significa ser un creador de arte en el país.
Gabriel Yela
Músico
De acuerdo con Gabriel Yela, flautista, compositor y presidente del Consejo Directivo de la OSN, del Ministerio de Cultura y Deportes, ser artista requiere tres condiciones: creatividad sin límites, ética y sensibilidad. “La misión es lograr la ejecución artística de una especialidad. Esto se consigue únicamente al mantener una autodisciplina bastante severa”, asegura.
Yela explica que un verdadero artista es el que ha atravesado un camino de sudor y lágrimas, y al que la responsabilidad lo acompaña de principio a fin: “El arte se convierte en un estilo de vida, pues se adquiere el deber de aprender para luego poner ese conocimiento en práctica. Esto continúa hasta la vejez, porque los nuevos talentos buscan los consejos de quienes construyeron una trayectoria sólida”.
Para el músico, quien afirma que el arte es una doctrina, el mayor reto es crear a pesar de que el apoyo a la cultura es incompleto. “Existe una proporción de la población a la que no se da la oportunidad de conocer nuestras obras”, puntualiza.
Claudia García
Bailarina
Claudia García, integrante del Ballet Nacional de Guatemala desde hace 25 años, recuerda la infancia como esa etapa en la que descubrió su amor por el baile: “No vengo de una familia de artistas, y fue mi insistencia por querer aprender lo que me trajo hasta acá. Es la pasión la que te mueve”.
Mientras se prepara para su siguiente ensayo, la primera bailarina menciona que quien desee hacer una carrera en el arte debe estar dispuesto a sacrificar momentos familiares y convivencias con amigos.
Para García, un verdadero artista es quien ha pasado horas y días en un salón para darlo todo y aún así ofrece una sonrisa. “La diferencia entre una persona talentosa y una que cultiva la creación artística está en las credenciales que dan los títulos. Ese cartón es muestra de nuestra dedicación y responsabilidad”, concluye.