A lo largo de la historia, una de las estrategias más eficaces para que las personas busquen un futuro mejor ha sido desplazarse.
Cuando la migración es una cuestión de extrema necesidad, angustia y desesperación, se convierte en otra historia. La migración forzada está arraigada en los conflictos, la inestabilidad política, la pobreza extrema, el hambre, la degradación ambiental y los efectos del cambio climático.
El lema de este año para el Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural, aborda las causas estructurales de los grandes desplazamientos de personas para hacer la migración segura, ordenada y regular.
Esto es aún más pertinente hoy, porque el número de personas que padecen hambre vuelve aumentar después de décadas de progreso.
La mayoría de los pobres del mundo viven en zonas rurales y muchos jóvenes rurales migran, debido a la ausencia de oportunidades productivas.
El desarrollo rural incluyente puede ayudar en todos los frentes, frenar los conflictos, impulsar la sostenibilidad y hacer de la migración una cuestión de elección en lugar de desesperación. Se necesitan con urgencia oportunidades de empleo decentes, que pueden ser generadas por la agricultura productiva y actividades de apoyo que abarcan desde la investigación de semillas y la provisión de crédito hasta la infraestructura de almacenamiento y las empresas de procesamiento de alimentos, para convencer a un creciente número de jóvenes en las zonas rurales, de que tienen un destino mejor que los viajes peligrosos a lugares desconocidos.
La migración misma es parte del desarrollo rural, la migración estacional está estrechamente ligada a los calendarios agrícolas y las remesas son una fuerza enorme para mejorar, tanto el bienestar rural, como la productividad agrícola. La contribución de los migrantes al desarrollo debe ser reconocida y valorada, ya que son los puentes entre los países de origen, de tránsito y de destino.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus sigla en inglés) trabaja para abordar las causas profundas de la migración. Como copresidente en 2018 del Grupo Mundial sobre Migración, que comprende 22 organismos de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, la FAO abogará por soluciones que hagan de la migración un acto de elección y no un último recurso desesperado. La agricultura y el desarrollo rural tienen un papel clave que desempeñar en este sentido.