sábado , 23 noviembre 2024
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Amy Winehouse: el luto de la eterna despedida

Texto: Allan Martínez

Por diciembre de 2006 salía Back to Black, de Amy Winehouse. El disco es perfecto: líricamente cruento y musicalmente hermoso. La influencia de Billie Holiday es evidente, pero Amy apuesta por heridas profundas y una autodestrucción herrumbrosa en la que almas en desamor se ahogan en brebajes etílicos y químicos.

El impacto de la placa en la música llegó un año después. La fama y fortuna descargó su furia sobre Winehouse. El álbum fue un éxito rotundo y así, el final empezó para ella. La cantante que revolucionó por poco tiempo con su aporte, se convirtió en una de las estrellas fugaces entrañables.

La oferta actual popera no sustenta y es muy predecible. En su momento, la presencia de Winehouse, aunque ya se veía venir su desaparición física, no fue tan significativa por su corta duración. Ahora, es imprescindible y Back to Black un monstruo.

Me había pasado con Cobain, por ejemplo con In Utero, que algo no casaba entre el músico y el humano: se podía ver el abandono de su luz y el anuncio de su pronta partida. Con Winehouse se repitió, mas no se le puso mucha atención. Uno piensa que los artistas son eternos, pero con el tentáculo de la fama son más frágiles.

Se respira en Back to Black una joya musical que muerde. Se inicia con Rehab y, aunque pareciera mitad broma mitad en serio, te rompe con frases puntuales: “It’s just til these tears have dried” en medio de un ritmo pegajoso. You Know I’m No Good es una herida profunda: “I cried for you on the kitchen floor/I cheated myself/Like I knew I would”. Es un golpe violento a la pared, en el que el jazz se revuelca en trompetas y un bajo rebota con todos los instrumentos mientras Amy se derrama en dolor.

Me and Mr. Jones es la versión femenina de una mujer celosa. Nada que ver con la de Billy Paul. Just Friends es un romance con un hombre equivocado montado en un reggae setentero muy nostálgico. Back to Black es el eterno duelo por el adiós de amores imposibles. La confusión entre sexo y amor es tan elocuente en esta canción. “We only said goodbye with words/I died a hundred times/You go back to her/And I go back to…/I go back to us/I love you much”. Amy aparece lacerante con una crudeza en su voz que no le tiembla en ningún momento.

Love is a Losing Game tiene un ritmo suave. Retrata un bar de jazz con una Amy de vestido negro, un whisky en la mano derecha y un cigarro en la izquierda. Tears Dry On Their Own es casi un cover de Ain’t no Mountain High Enough, pero le roba la magia y le da la suya. La despedida idílica que la cantante le pone es por poco un drama adolescente en que lo único que se pierden son lágrimas.

Wake Up Alone es una gran canción acerca del aburrimiento, la soledad y el recuerdo. “He swims in my eyes by the bed/Pour myself over him/Moon spilling in/And I wake up alone”. Some Unholy War es el amor incondicional de una mujer fuerte que todo hombre necesita para conquistar el mundo. He can Only Hold Her es un retrato de una pareja que está junta por las razones equivocadas. Addicted tiene humor yonqui, pero ves las fotos de Amy antes de, y la cosa se esfuma.

Back To Black es para revivirlo, disfrutarlo y ponerlo otra vez. Explora sentimientos turbulentos con jazz exquisito e insolente. Lo de Winehouse es terrible, pero su legado brilla. Jamás el desamor ha sonado con tal belleza.

 

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