Cuando se habla del cómic digital, los aficionados suelen enfatizar cosas como que los cómics electrónicos no ocupan espacio físico, se pueden leer en cualquier parte y son inmunes al polvo y la humedad. También que algunos títulos digitales incluyen animaciones y música.
Sin embargo, pocas veces se analiza el tema desde una perspectiva legal. Debería hacerse, pues resulta que bajo la práctica actual, la mayoría de los usuarios no son dueños de sus cómics digitales. Ni en lo más mínimo.
Veamos un ejemplo. Digamos que estoy pendiente de mi serie de cómic de Marvel favorita, y entro en marvel.com para descargar el último número. Tal vez no lo note, pero hay un enlace en la parte inferior de la página que dice “El uso de este sitio web significa su aceptación de los Términos y Condiciones y Política de Privacidad”. La empresa no necesita exigir una firma para este tipo de contrato; simplemente usar el portal muestra mi consentimiento a sus reglas.
El primer término en su contrato acordado objetivamente es que marvel.com retiene todos los derechos de la propiedad a la que el consumidor accede/descarga. Entonces, ¿qué se obtiene? Una “licencia limitada”. El contenido es para “uso personal, interno” solamente. No me es posible vender a alguien más de forma legal el derecho a usar esa edición digital. Un vistazo a otros documentos de ese tipo mostrará cosas similares al ejemplo de Marvel, como Comixology. Muy pocos convenios realmente permiten la propiedad digital. Por eso, vale la pena leer la letra menuda.
Esto abre muchos temas para el debate: ¿Por qué el sitio dice que estoy comprando cómics? ¿No es eso engañoso? ¿Por qué pueden cobrar la misma cantidad por un cómic digital que por uno físico cuando no se imponen limitaciones a las copias físicas? ¿Esto realmente ayuda u obstaculiza las políticas contra la piratería? ¿Cuál es la legalidad de simplemente dar la contraseña de su dispositivo a un amigo o pariente? Lo triste es que ahora esto es bastante estándar en todas las formas de medios de entretenimiento. La música, los libros, los juegos, y así sucesivamente, son típicamente restringidos cuando se compran digitalmente.
¿Vale la pena “comprar” cómics digitales? Algunos dicen que su conveniencia y flexibilidad de uso bien vale estas condiciones. Otros, como este servidor, odiamos que el dinero se gaste en una visión privada, glorificada e intangible del cómic. Para nosotros nunca habrá sustituto para los libros físicos. Preferimos la propiedad real.