Su idioma materno era el japonés, pero domina como pocos el de William Shakespeare. El británico Kazuo Ishiguro llegó casi por casualidad a las letras y ayer obtuvo el Premio Nobel de Literatura por unas novelas en las que narra el mundo de las ilusiones y la memoria.
Honor magnífico
“Si mezclamos Jane Austen y Franz Kafka, y le ponemos un poco de Marcel Proust, conseguimos a Kazuo Ishiguro”. Así resumió Sara Danius, secretaria de la Academia Sueca, al nuevo Premio Nobel de Literatura. Añadió que el autor reveló, en novelas de una gran fuerza emocional, el abismo bajo nuestro sentido ilusorio de conexión con el mundo.
Como “atónito y halagado” se declaró Ishiguro, en una rueda de prensa improvisada en su casa, en Londres, Inglaterra. La pluma detrás de The Remains of the day, de 62 años, dijo que se encontraba en su despacho cuando su agente lo llamó para darle la noticia: “Pensé que se trataba de una broma. Por un buen rato no me lo creí”. Resaltó, además, que es un honor magnífico, sobre todo, porque significa que sigue las huellas de los mejores autores.
El azar
Nada parecía predestinar al autor de siete novelas, traducidas a numerosos idiomas, a convertirse en un maestro de las letras inglesas, a las que llegó por azar. Nacido en 1954 en Nagasaki, ciudad japonesa devastada por una bomba atómica lanzada por EE. UU. en 1945, Ishiguro arribó a Inglaterra a los 5 años, cuando su padre, oceanógrafo, fue contratado para un trabajo temporal. Mas, Kazuo no regresó al Oriente y se casó con una escocesa con la que tuvo una hija.
Este extrabajador social afirmó que la literatura apareció por casualidad en su vida, luego de realizar un curso de escritura creativa en la Universidad de East Anglia. “Esto puede sonar como algo muy aburrido, pero no era necesariamente lo que quería hacer”, aseguró al Financial Times en 1995.
Graduado en Filosofía y Literatura en la Universidad de Kent, soñaba con convertirse en un cantante pop (con letras poéticas) como Bob Dylan. “Incluso, toqué la guitarra en los pasillos del metro parisino en 1975”, comentó a Le Figaro, en 2001. Mientras que en 2015, confesaba a The Guardian que, aunque se veía como una especie de músico, en un momento notó que era mucho menos glamuroso: “Soy de ese tipo de personas que visten chaqueta de pana con coderas”.
Ishiguro publicó su primer libro, A Pale View of Hills, en 1982 y el más reciente en 2015, The Buried Giant. Su obra refleja su doble cultura, aunque él se reivindica como un escritor occidental. En su trabajo existen temas como la memoria, el tiempo y la ilusión. Por eso, le irrita que algunos de sus títulos fueran percibidos más como reconstrucciones históricas que como ficciones universales.
Dominio del inglés
Ishiguro sucede al cantautor Bob Dylan, cuyo galardón el año pasado emocionó y decepcionó a partes iguales. El británico confirmó así el aplastante dominio de los autores de lengua inglesa en el palmarés de los Nobel de Literatura.