Jorge Vega volvió a exhibir la clave de su éxito, esta vez en Montreal, Canadá, donde su firmeza y coraje le pusieron más sazón a su carrera con la clasificación a la final de salto al potro en el Mundial de Gimnasia, un suceso inédito y auténtico para el país.
La cualidad de sus asombrosas piernas y su innata capacidad de coordinación para surcar los aires han hecho del jocoteco el mejor deportista de Guatemala en la actualidad. “Me siento feliz de que la gente me catalogue como el mejor”, dijo antes de partir a suelo canadiense.
La gesta contribuye al trazo del camino hacia su principal objetivo: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Menudo, pero fuerte, Vega ha pulverizado pronósticos y no se ha resistido a dar el salto de calidad. ¿Cómo? Con mortales y acrobacias precisas.
“Lo logré. Finalista mundial por primera vez en toda la historia de Guatemala. No puedo creerlo”, escribió en Twitter, acompañado de emoticonos de asombro y llanto, una evidencia de que cada vez que sale a escena se reinventa con sus piruetas. El Pequeño Gigante firmó la hazaña al conseguir el octavo lugar con punteo 14.616; sin embargo, también obtuvo otro incentivo para plantar batalla en la gran final: tener entre sus rivales al rumano Marian Dragulescu, a quien el jocoteco considera su ídolo.
“La final es cuenta nueva; están los ocho mejores gimnastas del globo, las verdaderas potencias, campeones olímpicos y del mundo. Aquí no se puede decir nada antes de tiempo, solo esperar el día de la competencia y ver qué pasa”, precisó el chapín.
Para Vega, la adrenalina de armonizar con sus sentidos y brindar un recital de sincronía aérea es sinónimo de felicidad y el reflejo de que su talento no se discute. El domingo lo espera la batalla decisiva, el duelo soñado, otra diversión.