Que yo sepa, tan sólo hemos sido dos los funcionarios públicos que habiendo cumplido nuestros respectivos periodos constitucionales y que habiendo tenido la oportunidad y “el derecho” de hacerlo, no cobramos indemnización alguna, habiéndome correspondido en suerte ser el primero y predicar, así, con el ejemplo: “Si la palabra convence, el ejemplo, arrastra” (Procurador General de la Nación, período constitucional 18 de mayo de 1994 – 18 de mayo de 1998) oídos sordos por parte de los demás funcionarios sujetos a los mismos hasta que –finalmente– se dio el segundo, Ramiro De León Duque, Procurador que fue de los Derechos Humanos.
No deja de ser curioso que sean funcionarios que si cobraron indemnizaciones quienes se apunten para promover o apoyar un antejuicio en contra del Presidente Jimmy Morales por haber cobrado bonos cuyo importe, al ser objetado por la Contraloría General de Cuentas, devolvió completo y que tienen tanto asidero legal como el que pudieran tener aquellas…
Pululan los bonos en todos los sectores e incluso –fraude de ley– se acude a la figura del bono para ocultar el monto real del salario y burlar, así, el pasivo laboral.
Antes de juzgar, verse en el espejo y quienes juzgan y acusan –antes de hacerlo– y siguiendo su ejemplo bien harían en devolver lo percibido.
Cuando no quise cobrar indemnización y no lo hice –se predica con el ejemplo– dejé de cobrarla porque en mi concepto no es justo que un trabajador a plazo fijo carezca de derecho de tenerla pero que si lo tuvieren los funcionarios electos o nombrados para períodos fijos, sean constitucionales o establecidos por leyes ordinarias.
Con respecto a los bonos, otro tanto: inconvenientes ficciones.
¿Potestad en el Ejército, la de los bonos dados como lo es la de las indemnizaciones en la Corte de Constitucionalidad , la Corte Suprema de Justicia, la Contraloría General de Cuentas, el Ministerio Publico, la Procuraduría General de la Nación, la Institución del Procurador de los Derechos Humanos, el Tribunal Supremo Electoral y, así, en otras instituciones y entidades?
¿No es suficiente lo que se gana?
No entro a discutirlo pero lo que si debo decir es que toda prestación adicional debe ser pública y abiertamente defendida.
Los diputados al Congreso de la Republica no gozan de indemnización al finalizar su período pero han querido establecerla y bueno será –si alguna vez lo hacen– que pongan por delante a todo trabajador a plazo fijo. Es abismal lo que ganamos los altos funcionarios comparado con lo que constituye el salario mínimo y más aún si se compara con la pobreza y la miseria pero otro tanto ocurre en el sector privado y lo ganado por los altos mandos de uno y otro tiene que ser necesariamente parecido so pena de que, de no ser así, carezca el desempeño público de la necesaria excelencia.
Es mucho lo que hay que hablar sobre estos temas pero, lo que no luce, es que se desgarren las vestiduras quienes no se hayan visto primero en el espejo.