Con las luces de la sala aún encendidas, entre las butacas se contonea una dama cuyo atuendo evoca los años 20. Sin embargo, no es el vestido ni el sombrero lo que más llama la atención, sino esa fusta que mueve por los aires y que utiliza para presentarse como Miss Penélope. Sean bienvenidos a la clase de La encantadora castradora.
Un asunto serio
“La educación es un asunto serio”, advierte Miss Penélope, interpretada Rochy Arce. Desde ese escenario reconvertido en salón de clases, la profesora se desplaza con infinita facilidad por materias como la economía, la religión y la biología. La única condición que deben cumplir sus alumnos es el silencio como símbolo de docilidad.
A veces dulce y a veces histérica, Miss Penélope es, más que una institutriz, una dominatriz. Su visión del mundo es que este es cuadrado y lo demuestra con carteles en los que pueden leerse frases como “Prohibido soñar” o “Siempre unos tendrán más que otros”. No es suficiente, y de su boca salen joyas como “garrapatas” y “microbios” para referirse a esos estudiantes que llenan las filas.
A Miss Penélope se le va la vida en intentar castrar la inteligencia de su audiencia. Se cierra el telón y con esta sátira cómica, más allá de lanzar una crítica o un alegato, Luiz Tuchán invita a la reflexión.